Así lo expresó Ariel López, director de la Escuela N° 738 de Río Pico, donde sólo 40 estudiantes de un total de 110 tienen la posibilidad de acceder a internet. Los problemas de conectividad y la falta de computadoras o celulares dificultan el trabajo en las aulas virtuales. Los profesores, que hace dos meses no cobran sus sueldos, contienen a los alumnos para que no bajen los brazos. Las partidas no son suficientes y los edificios se sostienen por el propio esfuerzo de la comunidad educativa. “Estamos haciendo una escuela diferente”, agregó.

Las escuelas rurales están acostumbradas a enfrentarse a diario con situaciones adversas y diversas problemáticas. Caminos anegados por las lluvias y la nieve, cortes de energía y agua, edificios que se caen a pedazos, falta de internet y de señal del teléfono, son algunos de los problemas que combaten a diario y que desafían constantemente a los docentes rurales a ser creativos y redefinir sus planes para no dejar a sus alumnos sin clases en una provincia que está sumergida en una profunda crisis económica donde los sueldos no se pagan en tiempo y forma. 

Ariel López, director de la Escuela Secundaria N° 738 de Río Pico, confió en diálogo con La Portada que “todo lo que sea virtual se nos complica muchísimo, inclusive como profe de Economía que soy antes que nada y después como director, porque de 110 estudiantes que tengo, sólo 40 son los que tienen la posibilidad de acceder a internet. Después 20 chicos aproximadamente no pueden hacerlo, y en ese caso trabajamos con fotocopias, y el resto tiene un acceso totalmente limitado”.

Río Pico no cuenta con datos móviles y las empresas de internet que trabajan en la localidad ofrecen una conexión muy lenta, lo que dificulta el trabajo virtual en los hogares. A esto también hay que sumarle que no todos tienen celulares con una tecnología que soporte formatos como Word o PDF, que es lo que profesores usan en su mayoría.

Las aulas virtuales no funcionan por la sencilla razón de la falta de conectividad que es el mayor problema que estamos teniendo”, aseguró Ariel.

Asimismo el director rural destacó el trabajo que se encuentran llevando adelante los profesores en este contexto de pandemia y de crisis económica de la provincia. “Me saco el sombrero porque tranquilamente podrían presentar sus retenciones de servicios y en cambio tenemos un total de 17 docentes de 19 que están trabajando, proponiendo actividades y se continúa el ciclo lectivo desde la casa con una realidad diferente y haciendo escuela de una manera diferente”.

Las clases comenzaron en el mes de febrero pero desde el 13 de marzo todo cambió por la pandemia. “Empezamos a buscar estrategias a través del WhatsApp y mails, pero nos dimos cuenta que no todos podían, así que me contacté con una de las dos librerías Río Pico y la escuela se hace cargo de las copias que sacan los chicos que por ahí no tienen recursos, para que tengan sus actividades”, explicó Ariel.  

Mientras tanto la biblioteca de la escuela se encuentra trabajando en la organización de concursos de poesía, dibujo e historietas para descomprimir la monotonía de presentar actividades. También se evalúa la posibilidad de articular materias afines y que en vez de presentar un trabajo por cada una, se entregue uno solo.

“Siempre tratamos de hacer las cosas en función de los chicos, no para facilitarles las actividades sino para no atosigarlos mucho porque no estamos en condiciones de evaluar. Estamos haciendo una escuela diferente y tratamos de adecuarnos a que no tenemos internet, no podemos ver a los chicos y tenemos que atender las demandas de los padres que es totalmente lógica”, aseguró Ariel.

El director confió que en estos momentos “hay chicos que están pasando por un colapso y los padres no pueden hacer nada frente a esta negatividad, entonces entre todos decidimos hacer una nota de aliento a las familias para que no bajen los brazos”.

La escuela comenzó el año con una matrícula de 155 alumnos, 110 en el turno mañana y 45 en el turno noche. “Estamos haciendo mucho hincapié en sexto año de la Secundaria y en tercer año del nocturno que se están por recibir”, destacó Ariel.  

Olvidados y abandonados

Son muchos los desafíos que afrontan a diario las escuelas rurales: condiciones climáticas adversas, caminos en mal estado, largas distancias, edificios que se caen a pedazos y falta de recursos, entre muchos más. “Estamos a trasmano de todo, tenemos un banco a 90 kilómetros y para ir a hacer las compras a un mayorista tenemos que hacer 600 kilómetros entre ida y vuelta para ir de acá a Esquel, lo mismo para ir a Supervisión. Por suerte contamos con un supervisor que siempre está presente y tenemos un acompañamiento del municipio acorde a la realidad”, planteó Ariel.

El edificio de la escuela tiene 42 años y la última partida que recibió para su mantenimiento data del 2015. “Tenemos techos que gotean, paredes rotas y un piso que está cediendo porque la escuela está construida sobre mallín. Además estamos a 150 metros del Arroyo Jaramillo y en 2008 sufrimos una inundación”, recordó.

También urge la renovación del tendido eléctrico y de las cañerías porque el agua sale muy sucia y no es apta para su consumo. El último relevamiento de Obras Públicas fue en 2012. La escuela hoy se mantiene gracias al esfuerzo denodado del equipo de auxiliares. Sin embargo el director advirtió que “si se llega a inundar nuevamente el arroyo, se va a hundir la escuela”, y agregó que “la única solución es romper todo y construir una escuela nueva”.

Las partidas tampoco son suficientes. “Yo trato de suministrar lo más que puedo pero me gustaría darle frutas y una copa de leche diferenciada a los chicos pero no alcanza”, dijo.

Ante la falta de respuestas, el director contó que realizan actividades para juntar fondos y mantener el edificio. “Todo sale de mi bolsillo o de las donaciones que estamos recibiendo”, confió.

Por último el director rural declaró que “estamos alejados, no están visitando las escuelas rurales y no están viendo lo que es la realidad pero esto es histórico. Estamos un poco olvidados y con esta pandemia estamos al borde del nock out; estamos tratando de esquivar todas las piñas para no caer. Estamos bien pero podríamos estar mejor”.