La jornada de ayer, sin lugar a dudas, pasará a la historia. La Democracia permitió la asunción de un nuevo Presidente y que las diversas instancias protocolares de tan significativo hecho se cumplieran de acuerdo a lo establecido no es un dato menor.  

Comienza hoy un nuevo camino cuyo recorrido no será sencillo y cumplir con las promesas realizadas debe ser una prioridad en especial las que estén referidas a la recuperación de derechos y asistencia a las familias más vulnerables. El acceso a la educación, salud y Justicia debe ser garantizado como así también la posibilidad de desarrollarse en el marco de realización de un trabajo digno.

El final de un ciclo también marcó que el ahora ex presidente Mauricio Macri fuera el primer mandatario no peronista que finaliza su período al frente del Ejecutivo Nacional. Ese hecho es, también, un pueblo en el pleno ejercicio de la Democracia. Y como tal debe ser considerado.

El Presidente Alberto Fernández, por su parte, durante su discurso convocó “a la unidad de toda la Argentina en post de la construcción de un nuevo contrato social” y aseguró que “apostar a la grieta significa apostar a que las heridas sigan sangrando”. Señaló, además, que “la economía y el tejido social están en extrema fragilidad” aseverando que uno de los principales objetivos de su gobierno será combatir el hambre.  

Existe una realidad social compleja que no se puede negar y comenzar a transitar posibles  vías de solución es importante. De hecho es lo esperan quienes confiaron su voto a la fórmula Fernández – Fernández en las elecciones PASO de Agosto y en los comicios generales de Octubre.      

Finalizados los festejos y discursos llega el momento de la verdad y de trabajar en unidad para construir un futuro mejor para todos los argentinos porque es necesario, porque es un derecho y porque miles de personas esperan que las promesas no sean solo palabras.