Por Arturo De Bernardi

A Franco, Hugo, los pibes de la Politécnica y a todos los que cincharon cables, fierros y arena cuesta arriba. Estas palabras me parecieron oportunas incluirlas como prólogo del escrito referido a la construcción del primer Ski-Lift realizado por el grupo que entonces integrábamos el Club Andino Esquel y que publicara en distintos medios de nuestro pueblo bajo el título “Un sueño llamado Ski-Lift”. Y continuaba diciendo, “relatando los momentos que vivimos a fines de los años 60 en que decidida y románticamente encaramos la construcción del primer medio de elevación que funcionaría en La Hoya, allá por 1968…”

La Hoya representó para la sociedad esquelense una propuesta que fue evolucionando a través del tiempo, fotografías registradas por Goya y Ramallo sumadas a testimonios y anécdotas aún vigentes hablan de los primeros ascensos que se realizaban a caballo y luego a pié con mochila y esquís al hombro promediando los años 30, siendo protagonistas Agustín Nóres Martínez, Charly y Jimmy Mac Williams y Chucho Méndez con el apoyo de algún baqueano que se encargaba de los caballos. Esta actividad tenía un objetivo excursionista y deportivo con la finalidad de realizar, también en Esquel, el por entonces incipiente deporte del esquí que desde pocos años atrás venía ganando adeptos en Mendoza y Bariloche.

El sector montañoso en donde se sitúa La Hoya se conocía entonces por la denominación Pirren Challa (Hondonada Nevada), llamada posteriormente Loma Boscosa, para finalmente adoptar la denominación actual “La Hoya”, coincidente con el establecimiento del Regimiento 21, el cual realizó las primeras construcciones en el lugar, senderos, puentes, refugios, instalaciones para las prácticas militares de montaña y la realización de los primeros cursos de esquí impartidos por los Instructores Graneros y Arballo, que integraban la fuerza y además formaban parte del Equipo Olímpico Argentino de Esquí.

Tal como sucedió en casi la totalidad de los sitios en donde hoy existen centros de esquí, también en La Hoya el Ejército tuvo presencia en los momentos fundacionales de la actividad invernal, a finales de los años 30 y durante los 40. El Regimiento 21, además del desarrollo de las actividades afines a su función, actuó como nexo entre La Hoya y la sociedad esquelense ya que, en la medida de las posibilidades existentes en esa época, facilitaba el acceso a la montaña a vecinos de Esquel, visitas que muchas veces incluían la realización de los primeros intentos de esquí por parte de los ocasionales asistentes un domingo en la montaña.

Posteriormente, el ascenso a La Hoya se popularizó a partir de la fundación del Club Andino Esquel en 1952 y le son cedidos en comodato a dicha asociación, por parte del Ejército, los refugios y el equipamiento existente,  incluyendo varios pares de esquí que durante algún tiempo paliaron la carencia de éstos en Esquel.

En la década del 70, se produce la cesión definitiva por parte del Estado Nacional a la Provincia del Chubut de las tierras necesarias para la construcción del actual Complejo Turístico y Deportivo de Invierno.