Desde la jornada de ayer los vecinos de la ciudad de Esquel vuelven a contar, después de su suspensión el pasado 20 de marzo en el marco de la emergencia sanitaria por COVID-19, con el servicio de transporte urbano de pasajeros.
Su retorno fue parte de una importante discusión en relación a la continuidad de las líneas que antes prestaban el servicio, si era preciso contar con un servicio de emergencia a cargo de otra empresa y si se contaba con recursos suficientes para ponerlo nuevamente en marcha. Los “dimes y diretes”, como suele decirse, fueron los protagonistas de una historia que parecía no tener fin ni terminar de conformar a nadie.
En el medio, como lamentablemente no podía ser de otra manera, siempre estuvieron los vecinos quienes durante todo el invierno debieron caminar de un extremo al otro de la ciudad para trasladarse a cumplir con sus quehaceres cotidianos o bien destinar dinero (que nunca les sobró) al pago de un taxi o remis.
Desde ayer se ingresa en una nueva etapa. Los cambios serán importantes porque los recorridos serán diferentes en el trabajo de dos líneas que deberán cubrir el trazado de calles que antes realizaban cuatro.
Las nuevas instancias también plantean otros horarios, otro valor del pasaje (próximamente) y otra forma de pago en algunas semanas. A todo ello deberemos acostumbrarnos, pero si algo nos enseñó la pandemia es que ello es posible.
La comunidad deberá, además, tener presente que cada unidad del transporte urbano de pasajeros sólo podrá circular al 50 por ciento de su capacidad y que el uso del tapabocas es obligatorio. La emergencia sanitaria nos enfrente a diario a nuevas medidas de prevención y ésta es solo una más. Que la prestación del servicio continué en el tiempo también depende de la responsabilidad de cada pasajero y ese no es un dato menor.