Leonardo Montes y Mónica Barrionuevo son una pareja de artesanos jugueteros que abrió su propio taller hace 15 años en Trevelin. Se dedican a la creación de juguetes tradicionales con la misión de rescatar la infancia, sus juegos, colores y música. Es su única fuente de ingresos y hoy, ante la contingencia sanitaria, han tenido que incursionar en la venta online y también se han puesto más creativos que nunca en pos del entretenimiento de los niños en esta cuarentena. 

Sambalelé nació en 2005 y es un emprendimiento familiar entre Leonardo Montes y Mónica Barrionuevo, quienes son jugueteros artesanales y compañeros de vida. “Nosotros somos un taller artesanal de juegos y juguetes, al que le dimos inicio en 2005 y ya tenemos 15 años de trayectoria y experiencia en el oficio de juguetero”, relató Leonardo Montes en diálogo con La Portada.

Este proyecto tiene como misión principal el rescate de la juguetería tradicional. “Traemos al presente juguetes de madera, con mecanismos muy simples y los aggiornamos con diseños modernos, lo que causa la sorpresa del público que se renueva constantemente, que son los niños y que están acostumbrados a los juegos digitales”, confió.  

Aseguró, además, que la oferta de juguetes naturales redunda en múltiples beneficios para los más chicos. “Tenemos niños que tienen que inventar historias con los juegos e interactuar de modo activo con ellos, no así como lo hacen con los juguetes electrónicos donde todo viene hecho”, planteó.

Leonardo señaló que de esta manera logran que haya chicos “con capacidad de resolver problemas más adelante dado que tienen que aplicar la imaginación a los juguetes de madera”, y agregó que “es una propuesta que viene a suplir toda la falta de imaginación y a estimular el componente creativo que tenemos los seres humanos, que si de niño uno lo atrofia, de grande es difícil desarrollarlo”.

Los juguetes artesanales de “Sambalelé” son un clásico en las ferias y los eventos culturales. Hace quince años que Leonardo y Mónica se presentan con una gran variedad de juegos y juguetes en estos espacios tan importantes para los artesanos. Sin embargo hoy, ante la emergencia sanitaria por el COVID-19 y las medidas preventivas, esta oportunidad se ha visto restringida como tantas otras actividades.

Somos un emprendimiento familiar y es nuestra única fuente de ingresos, así que hemos tenido que adaptar el modo de venta. Lo nuestro era girar por una feria en la Patagonia sur, por Chubut y Santa Cruz, y lo hemos tenido que cambiar a la venta por pedido o casi por catálogo en internet”, contó.

Leonardo aseguró que esto los ha afectado muchísimo porque “el volumen de venta es muy diferente y la gente no ve directamente el producto que va a comprar hasta que no decide la compra y lo puede tener en sus manos”.

Además reconoció que “la situación económica es bastante crítica, los ingresos que percibimos prácticamente están dando para solventar los gastos de alimentación y tenemos al pendiente los impuestos, la cooperativa, el gas y, en nuestro caso, también el tema del alquiler, que es una preocupación constante”.

Ante las bajas ventas y al prever que la actividad será una de las últimas en habilitarse, la Unión de Artesanos Argentinos ha solicitado al gobierno nacional una ayuda económica. “Mientras duren las restricciones no podemos percibir los ingresos regulares que nosotros tenemos en forma independiente, por lo tanto creemos que el Estado debe asumir una responsabilidad con el espacio cultural que generamos para poder mantener nuestros oficios y garantizar que podamos volver a trabajar lo más pronto posible y de la mejor manera”, explicó.

Mientras tanto Leonardo junto a Mónica han puesto manos a la obra y su creatividad en su máxima expresión para elaborar nuevas propuestas para los chicos en estos tiempos que corren de cuarentena. “Acabamos de sacar un kit de telares, que consta de siete formas de tejer antiquísimas, con diseños modernos y hechos en madera, para que los niños puedan hacer telar tradicional, bordado, tejidos a dos agujas y también pomponeras, entre otras alternativas”, adelantó.

También incorporó un kit de siembra y otro de zurcidos para que los chicos aprendan a reparar sus medias rotas o a hacer parches para sus rodillas y codos. “Es una manera de darle una nueva oportunidad a la prenda como una forma de respetar la naturaleza y comprar menos”, indicó.

Quienes quieran conocer los juegos y juguetes de Sambalelé pueden acceder a sus páginas de Facebook e Instagram donde se encontrarán con diversas propuestas divertidas y entretenidas. Realizan juguetes tradicionales como yoyos, baleros, trompos, como así también mueblería infantil: mesitas, sillitas, estantes, hamacas, percheros, caballitos balancín, entre otros.

“Todo esto, que es para la entretención de los niños, es la tarea a la que nos hemos abocado en estos dos meses de trabajo que llevamos dentro de casa y en nuestro taller. Al ser artesanos y trabajar en casa tenemos a disposición nuestras herramientas y algo de material para seguir trabajando a pesar de la cuarentena. Esa parte de la vida no nos ha cambiado y yo creo que nos mantiene la mente fresca y el corazón alegre para seguir adelante en medio de esto. Creemos que son tiempos en los que hay que ser doblemente creativos”, concluyó.