Tal como era de esperarse rige un nuevo confinamiento para intentar bajar los casos de Coronavirus en el país. Es que la segunda ola – y la aparición de nuevas cepas – hicieron necesario implementar medidas restrictivas.
La preocupación de las autoridades nacionales ante un cuadro epidemiológico complejo debido a la suba de casos y número de personas fallecidas a causa de la pandemia se plasmó en las medidas que rigen actualmente. Esas medidas, que bien podrían resumirse en el #QuedateEnCasa del que tanto se habló y escribió en 2020, intentan poner un alto a las posibilidades que se generen más casos.
La emergencia sanitaria impacta en todos los ámbitos, no obstante el sector salud es el que da cuenta de lo grave de la situación. Esta realidad no siempre es percibida como tal ya que pese a las disposiciones, en la ciudad como en el resto del país, muchas personas hacen caso omiso de ellas y continúan llevando adelante reuniones no permitidas.
En su defensa, algunas de estas personas, podrían decir que no entendieron las nuevas normas. No cabe duda que la falta de claridad en la emisión de los mensajes, las contradicciones y los adelantos de anuncios, no colaboran con la correcta comprensión de las disposiciones.
De todas formas la prohibición de llevar adelante reuniones o fiestas era precisa porque siempre es una de las principales medidas que se imponen. La circulación desde determinados horarios como el cierre de ciertos comercios – indudablemente – debió ser más específica. La falta de claridad en la emisión de la información no habilita a infringir lo que sí está claro y no deja margen de dudas.
A más de un año de iniciada la pandemia debiera prevalecer la conciencia individual, el cuidado colectivo y la certeza que sólo de nosotros depende reducir el número de contagios. No es necesario esperar que la enfermedad nos obligue a transitar un camino que no desearíamos recorrer o que no sea recorrido por nuestros seres queridos.