Mañana domingo se conmemora el Día del Trabajador de Prensa en recordatorio de la aprobación del Estatuto del Periodista Profesional (1944) y del asesinato del periodista y escritor Rodolfo Walsh (1977) ocurrido durante la última Dictadura Militar.

La realidad de los trabajadores de prensa – con el paso de los años – cambió sensiblemente dejando atrás los sueños y las utopías de quienes iniciaron este camino con la esperanza de lograr modificaciones sociales significativas.

En los últimos años los trabajadores de prensa de medios gráficos, televisivos y radiales – entre otras formas de ejercer la profesión – se vieron (nos vimos) en la obligación de reconocernos como tales y comenzar a luchar por todos nuestros derechos laborales. Somos parte de la clase trabajadora que sufre a diario despidos, inestabilidad laboral, cierre de nuestras fuentes de trabajo, precarización, multitarea, deprecio de los salarios e incumplimiento de nuestro Convenio Colectivo de Trabajo por parte de los empleadores. Esos mismos empleadores que no se resignan a la merma de sus ganancias y aplican el ajuste en los medios de comunicación con la variable de siempre: el salario del trabajador en el mejor de los casos y su despido en el peor.

Muchos trabajadores de prensa debieron (debimos) en los últimos dos años asumir el desafío de crear y gestionar nuestras propias fuentes de trabajo ante la inoperancia e irresponsabilidad de los empresarios que dejaron a la deriva a las empresas periodísticas o que bajo cualquier pretexto incumplieron con el pago de los salarios a sus empleados. Más de dos mil quinientos trabajadores de prensa en todo el país ya no cuentan con su empleo y ven casi imposible su reintegro al mercado laboral tradicional.

El trabajador de prensa debe, en tiempos de crisis, reinventarse sin perder de vista los motivos que lo hicieron elegir esta profesión y pensando siempre que el mejor aporte que puede (podemos) hacer a la sociedad es brindarle las herramientas necesarias para que cada ciudadano pueda  formar su propia opinión sobre la realidad.

Este 25 de marzo será un día para reflexionar, pero también para celebrar porque podemos ejercer la profesión en democracia, porque seguiremos luchando (desde el lugar que cada uno considere necesario y posible) para que no exista ni un trabajador de prensa menos y porque a pesar de todo seguimos de pie haciendo sólo lo que sabemos: informar.