Reutilizan el Tetra Pak y las bolsas de polietileno para fabricar placas de aglomerado plástico totalmente ecológicas, las cuales comercializan a particulares no sólo de Esquel sino que también de otras localidades de la Patagonia.

Gustavo Díaz y Pablo Torrecillas son los creadores de este proyecto que nace hace varios años y comienza a ver luz allá por el 2014. Hoy trabajan junto a vecinos de la Comunidad Nahuelpan. “Si conseguimos dos máquinas podríamos hablar de un plantel de 15 personas y una producción de 400 placas mensuales”, explican.

Diario La Potada visitó las instalaciones de “Reciclados Esquel”, en la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos (PTRSU). “Hacemos placas de aglomerado plástico totalmente ecológicas”, ilustra de arranque Gustavo Díaz, uno de los dos socios. En el otro extremo de la fábrica, un empleado, algo más tímido, verifica que el molino funcione correctamente.

La materia prima clave en el proceso es Tetra Pak y bolsas de plástico. Reciben todo de la PTRSU y en su mayoría de compañías privadas con las cuales tienen una especie de acuerdo de reciprocidad. Coca Cola, OCA, empresas de transporte, etc. Lucen entusiasmados y con la certeza de que el mercado seguirá abriéndose.

Díaz describe la cadena de producción: “Tenemos dos molinos, uno para polietileno y otro para mezclar. Armamos un colchón y lo introducimos dentro de la prensa que trabaja a 200 grados. Una vez que lo va prensando a gran temperatura, el polietileno funde y aglomera las partículas. No utilizamos pegamento de ningún tipo. Es una industria totalmente limpia”.

De la prensa sale una placa irregular que luego va hacia la encuadradora vertical que la deja en 2,2 metros por 1,10. “Ahí está lista para la venta”, comenta. Se enorgullece cuando indica que el producto final es térmico, acústico, no absorbe humedad, más resistente que la madera y de baja propagación de llamas.

“Estamos realizando ensayos para poder funcionar bajo las normas IRAM”, subraya. Aquí ayuda el CIEFAP. En “Reciclados Esquel” trabajan cuatro personas, dos de las cuales son vecinos de la Comunidad Nahuelpan. “Es la pata social del proyecto”, afirma, resaltando que los otros pilares son “lo económico y ambiental”.

“Es ambiental porque trabajamos todo pos-consumo. El polietileno en la Patagonia no tiene valor comercial. Las bolsas van al relleno sanitario. Nosotros las recuperamos. Estamos en dos toneladas por mes. Es un gran volumen”, recalca y agrega que el material viene no sólo de la PTRSU sino que, además, de empresas privadas radicadas en la ciudad.

Ir por el valor agregado

Díaz aclara que sólo fabrican las placas y que están en la búsqueda de un socio interesado en sumar el valor agregado. Venden a particulares; “el que empieza a construir una casa, un galpón o muebles. La producción es chica. Hoy no podemos abastecer a un corralón. Realizamos unas 80 placas mensuales”, señala.

Asegura luego que con la incorporación de una secadora y una segunda prensa crecerían significativamente los niveles productivos llegando a unas 400 placas por mes. “Cuando podamos adquirir las máquinas vamos a necesitar un plantel entre 10 y 15 personas, sin contar la logística de afuera”, completa.