Editorial: Comienza la campaña electoral… y las pegatinas también

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A un día de iniciar, de manera oficial, la campaña electoral de cara a los comicios legislativos algunos partidos políticos comenzaron con la tradicional pegatina de carteles en distintos espacios de la ciudad de Esquel.  

Y si bien es entendible que deba existir presencia de los partidos y sus candidatos para conocimiento de la comunidad, también es lógico pensar que ello no debe causar contaminación visual en una ciudad que intenta ganar un espacio propio dentro del turismo nacional. ¿Tienen los visitantes la necesidad de conocer esta información?, ¿es necesario pintar paredes cuando, en la era de la tecnología, se podría hacer un uso inteligente de las Redes Sociales para llegar con el mensaje político?

Los partidos políticos – todos ellos- debieran destinar tiempo, recursos y militantes para reacondicionar los espacios de la ciudad afectados por la campaña política. Deberíamos, quizás, reconsiderar el proyecto de ordenanza presentado tiempo atrás que tenía como objetivo contar con una ciudad “libre de pintadas, cartelería, propagandas y leyendas proselitistas”.

El proyecto preveía la prohibición de las pegatinas en espacios públicos, la utilización de determinados lugares para realizar las mismas, limpieza posterior y sanciones económicas para quienes no cumplieran con la ordenanza.

El proyecto que fuera presentado – a través de la Banca del Vecino – en el Honorable Concejo Deliberante preveía sanciones para quienes no cumplieran con la reglamentación.  Y aseguraba necesario “establecer sanciones económicas, mediante el pago de una determinada cantidad de módulos, para cada partido político que no respete los espacios destinados a la colocación de elementos proselitistas, como así también accionar de la misma forma contra aquellos que una vez que las elecciones hayan pasado no cumplieron con la limpieza correspondiente”.

Esta campaña, como todas las anteriores, dejará un importante número de paredes pintadas, carteles pegados y espacios públicos poco atractivos a la vista. Es, cuando menos, necesario pensar en alternativas para esta actividad o en el últimos de los casos una urgente regulación de la misma.