Los sueños que de niños parecen tan reales se conviertan en metas poco probables de cumplir al llegar a la adultez. Las obligaciones laborales y familiares hacen que la vida transcurra rápidamente y desde otros espacios.
Tomar la decisión de hacer posible ese sueño no resulta sencillo especialmente cuando las oportunidades económicas son acotadas y las instancias de capacitación costosas. Este es el caso de Moira Sosa Day a quien muchos conocen – en las localidades de Trevelin y Esquel- en su rol de periodista. En esta entrevista con La Portada repasa sus inicios en el Periodismo y la lucha que lleva adelante para obtener su licencia de piloto.
La Portada: ¿Cuándo y porque decidió dedicarse al Periodismo?
Moira Sosa: Desde los 14 años porque comencé a trabajar en FM del Valle. Mi primer entrevistado fue Pancho Ibáñez. El me vio condiciones, pero como locutora y a mí siempre me gustó más la investigación. En aquella época la Radio era una novedad porque recién empezaba. A los 17 años me fui a Buenos Aires para estudiar en el ISER, pero me había llevado una materia del Secundario por lo que entré en TEA para estudiar periodismo.
L.P: ¿Cómo nace su pasión por volar?
M.S: Después de haber pasado una situación emocional en 2008 estuve en el lugar correcto y ante las personas correctas. Recordé que cuando era chiquita soñaba con volar y siempre pensé que era imposible estudiar esa carrera. Una persona me encontró en Incendios Forestales donde estaba trabajando al lado de los aviones y me dijo que intentara volar. Yo le dije que mi situación económica era pésima a lo que me respondió que podía pedir un préstamo. Pedí ese préstamo y pague las horas de vuelo por adelantado. A partir de entonces no paré.
L.P: ¿Logró obtener la licencia de piloto?
M.S: No, porque ni siquiera me dejaron rendir. El instructor dejó de venir. Yo pertenencia al Aeroclub de Trevelin que tercerizaba el servicio. Uno le pagaba a la comisión directiva para volar. Intenté retomar desde el Aeroclub de Esquel. Volé con el mismo instructor una par de horas más, pero nunca me computaron las horas. Yo acredité el dinero a una cuenta de Mervyn Evans en el Banco Provincia, pero todo el mundo se desentendió del tema. Había dos alumnos más en la misma situación, pero estaban económicamente acomodados entonces no les hacia la diferencial. A mi si porque no podía volver a recuperarme. Pagué siete horas más en el Aeroclub de Esquel y tampoco me las acreditaron. Después de que hice declaraciones por este tema me amenazaron de muerte y hasta recibí amenazas públicas a través de Facebook. Me piden que me retracte de lo dicho, pero no lo haré porque no mentí. Lo que pido es que me acrediten las horas porque cuando pasan dos años todo vence y hay que empezar de nuevo. La última vez que averigüé la hora de vuelo tenía un valor de 2.300 pesos y hay que tener un mínimo de cuarenta.
L.P: ¿Cuál supone que es el trasfondo de negarse a computarle las horas de vuelo?
M.S: Yo creo que alguien se gastó la plata y no le quieren poner el cascabel al gato. Son todos amigos y se alían para defenestrarme como persona y como mujer. Yo cumplí con el Banco y ellos debieron cumplir conmigo, pero lisa y llanamente se borraron.
L.P: ¿Resigna, ante lo ocurrido, su sueño de ser piloto?
M.S: Absolutamente no, pero sí tengo que encontrar los medios para viajar a Bariloche porque acá no lo puedo hacer. No tuve miedo de las amenazas, pero las sentí porque había gente que me juzgaba y decía cualquier barbaridad sin siquiera conocer la situación. Cuando vuelva de viaje voy a concretar esto porque hay necesidad de pilotos como por ejemplo en el avión sanitario o incendios forestales. Creo que puedo ser muy útil.
L.P: ¿Cuál es su ocupación actual?
M.S: Trabajo en el Destacamento Forestal de Trevelin y cuando se me requiere hago alguna corresponsalía para Diarios cuando surgen noticias importantes. Lo último que hice fue la cobertura del Caso Maldonado. Sigo estudiando: hice un posgrado en Periodismo Digital, otro en Diseño de Páginas Web. Desde el Destacamento puedo aplicar parte de lo aprendido en periodismo porque debo digitalizar todo el trabajo que se hace. También hice una especialización en Incendios Forestales y en Catástrofes y Emergencias y eso me da un plus que nunca esta demás y que disfruto. Mi gran amor siempre será la aviación y tengo claro que no voy a dejarlo pasar. Y así como hubo gente que me bastardeó también debo reconocer que hubo otra gente que me apoyó mucho. Lo que me sostiene es la idea permanente de ver cómo hago para volver a volar. No puedo ni quiero resignarme.