Se jubiló Delfina González tras 35 años de trabajo en la Escuela 159 de Esquel

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Comenzó su camino en educación como auxiliar social en julio de 1987 en el barrio Malvinas, cuando la Escuela 159 aún no tenía su actual edificio, y en 2003 asumió como administrativa, un rol que cumplió con mucha dedicación hasta el viernes 28 de abril que se jubiló. Querida y apreciada por toda la comunidad educativa y por generaciones de abuelos, padres, hijos y nietos. 

Delfina González dedicó gran parte de su vida a la educación desde su rol como administrativa, un cargo que asumió con mucho compromiso y vocación de servicio. Sus primeros pasos los empezó a dar en julio de 1987, cuando recién comenzaba a escribirse la historia de la Escuela 159 y aún no contaba con edificio propio. En aquel momento se encontraba en el barrio Malvinas y recibía a chicos de los barrios Badén y Sargento Cabral. Allí se desempeñó como auxiliar social durante 14 años, así que conoció a cada familia que pasó por la institución educativa y acompañó a cada chico en su trayectoria escolar, desarrollando una importante labor de contención.

En 2003 pasó a cumplir la función de administrativa en la Escuela 159, la cual desempeñó hasta el pasado viernes 28 de abril, día en que alcanzó su tan esperada jubilación. “He conocido abuelos, padres, hijos y nietos en todo este tiempo. Hay generaciones que me conocen y me aprecian mucho; es para emocionarse”, confió Delfina, con lágrimas en sus ojos por la emoción, en diálogo con La Portada.

Son muchos los recuerdos que vienen a su mente: anécdotas, compañeros que se jubilaron y otros que ya no están, directivos y el cariño recibido que la abraza en este momento especial. Los pasillos de la Escuela 159 no volverán a ser los mismos sin su presencia. Su alegría y su buena onda se van a extrañar.

“Así como llegué, me voy, trabajando feliz. Me encanta el trabajo y lo que hago así que esté donde esté siempre estaré trabajando”, señaló.

Todo ese cariño que dio a lo largo de estos 35 años de trabajo incansable es recordado y valorado por cada persona que pasó por la institución. “El otro día una mujer, que ya es abuela, me vino a agradecer por lo que la había ayudado cuando era chica; son cosas que no se olvidan y que me hacen emocionar”, aseguró.

Su último día de trabajo, y el primero de su nueva etapa de vida, lo vivió de manera muy emotiva. Recibió muestras de cariño y palabras que siempre guardará en su corazón. “Siempre trabajé muy feliz con mis compañeros y nunca los olvidaré porque los llevó a todos en el corazón”, expresó.

A sus compañeros y a toda la comunidad educativa los aconsejó a trabajar con pasión. “Siempre les digo que hay que querer lo que uno hace porque trabajar en una escuela es querer a los chicos y todo es por ellos. Quererlos, cuidar la escuela y valorar el trabajo que es fundamental para una persona”, manifestó.

Por último Delfina espera seguir disfrutando de sus caminatas por la montaña en esta nueva etapa de su vida. “Me encanta hacer deporte, estar al aire libre y soy feliz”, concluyó.