Marta Rodríguez, vecina de Esquel, puso en marcha una huerta comunitaria en el barrio Lennart Englund donde enseña a otros vecinos y ayuda a familias de escasos recursos a cosechar sus propios alimentos. Es un espacio autosustentable y abierto a toda la comunidad donde se cultiva la solidaridad.

A comienzos de este año, Marta Rodríguez tuvo la idea de construir un invernáculo comunitario para ayudar a los vecinos a producir sus propios alimentos en este marco de crisis económica. Junto a otros vecinos pusieron manos a la obra y con pocos materiales lograron construir una huerta comunitaria para cosechar una gran variedad de verduras.

La vecina precisó que el objetivo del invernáculo es enseñarles a los vecinos a producir sus propios alimentos y a crear su propia huerta. “Hay personas que ya se han acercado a preguntarnos qué materiales necesitan y cómo deben hacerla”, contó Marta Rodríguez en diálogo con La Portada.

Trabajan en la huerta los días jueves y sábado de 15 a 18 horas. Se encuentran produciendo lechuga, acelga, repollo, remolacha, tomate, pepino, papas, morrón, cebolla de verdeo, habas, zapallitos verdes, zucchini y hongos. La primera cosecha se logró con semillas que Marta tenía en su casa y con plantines que aportó el INTA.

La huerta está abierta a toda la comunidad, tanto para el que quiera ir a aprender y asesorarse sobre la plantación de semillas como el que quiera cosechar sus alimentos”, aseguró Marta, quien también confió que son varios los vecinos que se acercan a consultar cómo es el procedimiento.

Asimismo anunció que en octubre se brindará un curso sobre cultivo de hongos comestibles en los palos de la huerta.

La vecina contó que la gente se acerca a preguntar si tienen que llevar semillas y explicó que no es necesario porque hay plantines crecidos por si necesitan llevarse alguno. También aseguró que pueden plantar sus propios alimentos e ir a cuidarlos.

“Yo los invito los días que voy a la huerta, que son los jueves y sábados, para que se acerquen y mostrarles cómo es el trabajo”, destacó.

Marta manifestó que a los vecinos aún les cuesta sumarse a la iniciativa pero se mostró confiada en que comenzarán a hacerlo ahora que los plantines están crecidos. “Nos faltan materiales para cerrar el patio y así podemos sembrar papas. También queremos poner un sistema de goteo y tenemos otros proyectos en mente”, expresó.

La vecina valoró el lugar donde se encuentra ubicada la huerta porque le da el sol durante la mañana y la tarde, lo que resulta propicio para la producción. Asimismo adelantó que tiene pensado colocar una mesa para comercializar plantines con el fin de juntar fondos para comprar los materiales que hacen falta en la huerta. “Es un proyecto autosustentable, donde todo es natural y no usamos ningún químico”, afirmó.  

Barbijos y mantas con tela reciclada

Por otra parte, Marta continúa adelante con el Taller de Costura en el Centro Comunitario del Barrio Ceferino donde enseña a coser gratis. “Hicimos mantas solidarias y seguimos cosiendo más para familias de Colan Conhué”, resaltó.

También contó que se encuentran haciendo barbijos para la gente que retira viandas. “Usamos material reciclado y una vecina nos acercó retazos que ella misma cortó así que aprovechamos todo y no tiramos nada. Los retazos que quedan los utilizamos para hacer puf así que todo nos sirve”, finalizó.