Patricia Huenteo supo reinventarse a lo largo de su vida y en cada crisis económica logró encontrar una oportunidad. Aprendió a coser a los 18 años y desde entonces no ha dejado de hacerlo. Participó en innumerables ferias y también en el Club del Trueque donde intercambiaba sus producciones por alimentos. Hoy tiene su propio emprendimiento “Creaciones Mihuen” donde elabora todo tipo de productos con tela de jean y lana. Ha encontrado en las redes sociales un aliado para potenciar sus ventas en esta cuarentena.

“Siempre hice cosas, desde que tengo 18 años, y he participado en todas las ferias que se han organizado en la ciudad”, contó Patricia Huenteo, impulsora del emprendimiento “Creaciones Mihuen”, en diálogo con La Portada.

Sus pilares siempre han sido su mamá, su hermana Zulma y su marido Tomás que aprendió a tejer para ayudarla con los pedidos.

Yo fui mamá a los 19 años en el 2000 y en el 2001 se vino la crisis económica que provocó el cierre de la fábrica textil donde mis dos papás trabajaban así que había que reinventarse”, recordó.

Su mamá tenía una máquina familiar así que comenzaron a hacer joggins y venderlos. También empezaron a ir al Club del Trueque donde los intercambiaban por alimentos o elementos de limpieza. Luego surgió la feria de la Escuela N° 200 y más tarde la feria de La Trochita.

Patricia también fue parte de un programa municipal que se llamó “Mamis” y consistía en armar un ajuar. Así fue como volvió a conectarse con el tejido y le hizo toda la ropita a su hija. Aprendió a hacer unas pañoletas con punto calado y junto a su hermana tejieron un montón de ellas. Después las llevaban al Club del Trueque y las vendían.

Vivó 3 años en Trevelin donde comenzó a hacer carteritas y bolsos para vender en la feria. Luego regresó a Esquel donde su marido comenzó a hacer platería y reutilizaban la madera para hacer adornos que simulaban ser casitas de campo, trenes y espejitos.

Su emprendimiento “Creaciones Mihuen” se terminó de consolidar en 2014 cuando empezó a publicar fotos de sus productos en su página de Facebook. Patricia reutiliza telas y lanas para crear bolsos, mantas, agarraderas, entre otros productos que son muy prácticos y gustan mucho.

“Me gusta hacer bolsos de jean con pantalones que están en desuso pero tienen la botamanga en buen estado”, confió. La idea, según precisó, es hacer un producto cómodo, con un tamaño ni muy grande ni muy chico para que sea de uso diario.

También elabora agarraderas muy prácticas, sencillas y bonitas. “Con retazos de tela hago algo útil y lindo para la cocina”, sostuvo.

La emprendedora señaló que “la dificultad es encontrar un producto que guste y sea útil”. Por ejemplo comentó que los bolsitos les gustan mucho a las mujeres, compran uno y lo pueden usar mucho tiempo por la vida útil de la tela.

Patricia hoy conserva y trabaja con la máquina de coser de su mamá, quien se fue a vivir a Comodoro Rivadavia y logró abrir su propio taller textil. “Ella es mi ejemplo a seguir, me enseñó a superarme y a seguir para adelante. Me dejó sus máquinas de coser y siempre me dijo que mientras me acompañe la salud y tenga las manos dispuestas, siempre hay trabajo”, destacó con orgullo. 

La emprendedora hoy busca adaptarse los tiempos que corren y a las nuevas tecnologías. Durante estos meses de cuarentena en los que no se pueden realizar ferias ha fortalecido su presencia en las redes sociales. Sus producciones se pueden ver en Facebook e Instagram. “Me han comprado mucho por las publicaciones pero reconozco que me falta capacitarme en estrategias de marketing para vender de manera online. La gente me alienta a que siga y hasta me reserva productos”, expresó.   

Su creatividad no tiene límites y se anima a elaborar todo lo que le piden. Además de bolsos, mantas y agarraderas, realiza escarpines, vinchas tejidas, polainas, cartucheras, portacosméticos, bandas de cocina, llaveros, flores tutoras para plantas, tiras de corazones para adornar las cortinas y muchas cosas más.

“Con los cierres de jean y pedazos de loneta hago monederos para colgar del llavero o la cartera”, relató la emprendedora que tiene una valija llena de retazos y la define como la “caja de pandora”. “Nunca sabés qué puede salir de ahí”, aseguró entre risas.

Por último, Patricia reconoció que se extrañan las ferias y que espera que vuelvan pronto. “Es un lugar de encuentro, uno va a vender, a charlar y a encontrarse con gente. Es una cuestión social que no la tenés en las redes; en la feria te encontrás con un montón de cosas que lo virtual no te lo permite”, completó.