Corina Milán, directora de la Escuela Nº 7722, realizó en diálogo con La Portada un análisis de la nueva modalidad de trabajo de los equipos directivos en el marco de la cuarentena y la afectación de los lazos de la comunidad educativa ante la imposibilidad de mantener contacto personal.
Señaló que “cada institución tiene sus particularidades y cada director su autonomía, pero si es verdad que tenemos problemas compartidos”. Y agregó, en este sentido, que “estamos sufriendo una deuda salarial que es inadmisible. Pasamos del pago escalonado al no pago”.
“Este año no se inició el ciclo lectivo porque no contábamos con personal debido a las medidas de fuerza. Quedaron truncos los recuperatorios de 2019 y no todos los chicos pudieron terminar de rendir. Así nos encontró el aislamiento obligatorio por la pandemia”, manifestó.
Milán indicó que en un primer momento no se contó con directivas respecto de cómo continuar trabajando “al principio no teníamos lineamientos y después surgió esto de las aulas virtuales. Nos enteramos por los medios antes que por la vía jerárquica”.
Sostuvo que el sistema de clases virtual “adoptado por muchas escuelas ante la coyuntura también está atravesado por la conflictividad porque al haber atraso salarial no están los planteles de personal completos”.
“Este pasaje a la virtualidad- casi mágico- es bastante complejo porque nuestro encuadre normativo, legal y de organización está pensando para escuelas presenciales”, remarcó. Y destacó que los docentes que suelen trabajar en esta modalidad “tienen toda una preparación, hay recursos, trabajan con jóvenes y adultos que tienen otro nivel de autonomía y manejo recursos tecnológicos. Acá nos agarró a todos de sopetón en medio de una situación que ya era crítica. Sobre la marcha cada uno hizo lo que pudo”.
La docente también precisó que “me pareció una irresponsabilidad de mi parte hacerme cargo de dirigir una escuela a través de un sistema virtual del cual yo tenía que aprender sobre la marcha. Decidí, y sé que también se hizo en otras escuelas, trabajar con lo que si conozco y controlar desde las redes sociales. Los trabajos se envían a los alumnos desde una red. Lo que hacemos es un acompañamiento porque es bastante precaria la virtualidad que tenemos en nuestra provincia ya que no hubo una preparación del sistema para que nos reconvirtamos. No se previó el acceso tecnológico y a Internet de los estudiantes y docentes”.
Espacio de socialización
En relación a la afectación de los lazos entre los estudiantes y con sus docentes indicó que “la escuela no es sólo un lugar de intercambio de saberes y contenidos, sino que es un espacio de socialización. Esa función es una de las más importantes e imposible de reemplazar en este momento. Los medios de comunicación virtuales no llegan ni remotamente a acercarse al intercambio interpersonal que existe en las escuelas”.
“El vínculo social y afectivo que se enlaza en las escuelas presencial está desdibujado. Los chicos están perdiendo de jugar y de compartir. Una clase grupal en presencia no es lo mismo que darla de modo virtual. El debate e intercambio es lo más rico de la construcción colectiva, pero eso en una clase virtual no está. Chicos y grandes extrañamos esto porque aún en las peores circunstancias estos son los momentos de la vida escolar que nos sacan sonrisas y nos hacen querernos entre todos”, aseguró.
Protección de derechos
Para finalizar advirtió que “también estamos preocupados por los niños, niñas y adolescentes porque la escuela también cumple una función de protección de derechos que se construye en el día a día. Muchas veces acompañamos a los chicos por situaciones de violencia o que viven situaciones críticas en el tránsito por la adolescencia. Hoy es bastante difícil detectar situaciones problemáticas”.