Alicia aprendió a fabricar chocolates artesanales a través de un curso que realizó durante dos años en Bariloche, motivada por sus ganas de aprender y su facilidad por las manualidades. Hace catorce años que se encuentra dedicada a su elaboración y hoy tiene su propio emprendimiento. Sus productos son sin TACC. Se la puede encontrar todos los domingos en la plaza San Martín, en las marchas del No a la Mina, en ferias y eventos. Próximamente estará presente en la Expo Esquel.

“Siempre me interesó el chocolate porque cuando era chica vivía en el campo y mi papá nos llevaba la cascarilla de cacao. Yo quería saber de dónde venía porque siempre fui muy curiosa”, confió Alicia Díaz en diálogo con La Portada.

Toda su vida vivió en Esquel pero su interés por el chocolate y sus ganas de aprender a elaborarlo la llevaron a viajar hace catorce años a Bariloche para hacer un curso. Era gratuito así que no podía perderse la oportunidad. Fueron dos años de enseñanza y experiencia. Las clases eran de lunes a viernes así que los fines de semana aprovechaba a regresar a la ciudad.

“El curso era teórico-práctico, me enseñaron la historia del chocolate, los cultivos y de dónde proviene que es la zona tropical de México hasta Venezuela. También me enseñaron cómo es la semilla del cacao y cómo se elabora”, explicó la emprendedora.

Asimismo recordó que durante el curso tuvieron su primera muestra de productos elaborados en el Centro Cívico de Bariloche. “Empezamos siendo cuarenta alumnos y terminamos dieciséis”, destacó.

Con todas las herramientas necesarias, Alicia logró crear su propio emprendimiento “Chocolates Artesanales Ali”. Como es celíaca, todos sus productos son sin TACC. Elabora chocolate amargo, semiamargo, con stevia, con azúcar, bananitas dolca, marroc, maní con chocolates, chupetines con formas, pasas de uvas, caramelitos y muchas cosas más. Además contó entusiasmada que se comprará un mármol para realizar chocolate en rama y también piensa hacer chocolate en cascada para eventos. “Sólo me dedico al chocolate negro porque me enseñaron a hacer el blanco pero no me sale”, reconoció entre risas.

Todos los domingos se la puede encontrar en la Plaza San Martín, en las marchas del No a la Mina, en las ferias y eventos de la ciudad. Próximamente estará participando de la Expo Esquel.

“A mí me gusta explicarle a los clientes cómo se produce el chocolate, de dónde viene y cuánto tiempo me lleva elaborarlo para demostrarle que una misma los hace”, confesó. 

Alicia es empleada doméstica durante algunos días a la semana y los chocolates la ayudan a tener otro ingreso para sobrevivir junto a su hijo de 12 años. “Tengo ganas de volver a Bariloche para ver si el curso es más avanzado al que yo realicé y quiero conocer las últimas novedades. Uno siempre tiene que seguir investigando y capacitándose, sobre todo ahora con las últimas tecnologías”, destacó.

La emprendedora expresó que la elaboración del chocolate, además de ser un arte, despierta la creatividad, el juego y la imaginación. “Yo a veces para Pascuas agarro un globito, desinfectado como corresponde, y juego a darle formitas. Uno trabaja con la imaginación”, confió.

Por último Alicia aconsejó a los jóvenes a tomar cursos y no abandonarlos. “Hoy si no tenés un diploma o un certificado no podés hacer nada. No es fácil que te abran las puertas y más ahora en la situación en la que estamos. Acá en la ciudad dan lindos cursos y gratuitos; son una salida laboral y está bueno que prueben porque el saber no ocupa lugar”, concluyó.