Luego de viajar en 2017 por 12 países de América Latina y Europa, realizando tareas de voluntariado, Mariela y Jorge decidieron este año emprender una nueva aventura. El destino elegido fue la India, la cuna del yoga y la meditación. Ellos forjaron su amistad a través de esta actividad y quisieron compartir juntos la experiencia.
“Corazón Aventurero” nació como un proyecto de vida entre dos amigos que se conocen hace trece años, trabajan juntos en la Municipalidad de Esquel -Jorge en Hacienda y Mariela en Turismo- y hace siete años lograron consolidar una hermosa amistad a través del yoga de la mano de Cristina García Badiola, quien los guió en cada detalle de este viaje.
La primera aventura la llevaron a cabo en 2017 cuando recorrieron 12 países de América Latina y Europa con sólo una mochila en la espalda y con un proyecto en común: abrir sus corazones hacia los demás, compartir experiencias y ayudar a quienes lo necesiten a través de voluntariados.
En esta nueva oportunidad eligieron otra hoja de ruta, una que había quedado pendiente del viaje anterior y que soñaban con muchas ansias conocer: India. “Siempre quedó latente en nuestras vidas”, confió Jorge Colinecul en diálogo con La Portada.
Por su parte Mariela Garayo expresó que “en el año 2017, en nuestra primera aventura, Jorge dijo: ¿Quién dice que no lleguemos a India? Pero en esa etapa no llegamos, recorrimos 12 países entre América Latina y Europa, e India quedó para otra oportunidad”.
Jorge recordó que este segundo viaje lo planificaron en dos meses y que lo concretaron “una linda tarde de octubre” cuando se decidieron a sacar los pasajes sin definir bien la hoja de ruta. “Lo importante era dar el primer paso, con los pasajes en mano, y todo iba a ir tomando forma”, manifestó el joven.
Asimismo destacó que “la idea del viaje era sumar una aventura más y nuestra queridísima Cristina García Badiola fue quien nos abrió el camino a este mundo del yoga hace siete años, generando así una hermosa amistad”. Tanto Mariela como Jorge lamentaron que en esta oportunidad no pudiera acompañarlos pero aseguraron que los guió en cada detalle como así también los amigos y conocidos que les compartieron sus experiencias. “Todo fue bienvenido para armar el viaje, sin dejar de mencionar lo que vivimos en el viaje anterior y los tips en la web”, resaltó Mariela.
Esta segunda aventura fue por un mes, partieron desde la capital de India, Nueva Delhi, y atravesaron 3770 kilómetros aproximadamente, pasando por destinos como Pushkar, Jodhpur, Udaipur, Jaipur, Agra, Varanasi y Rishikesh, ubicadas en las regiones del desierto del Rajastab, Uttar Pradesh y Uttarakhand.
“En este viaje, por ser sólo de un mes, no definimos hacer voluntariados ya que los mismos demandan un tiempo considerable que esta vez no tenemos, teniendo en cuenta que la prioridad es observar y vivencias diversos lugares de este país tan maravilloso”, contó Jorge.
Los jóvenes describieron a la India como “única” y señalaron que “hasta que uno no pone los pies sobre su tierra no logra dimensionar lo que realmente es”. En este sentido Jorge explicó que “en un momento teníamos que hacer un trabajo consciente de apagar el chip occidental y nos llevó tiempo observar sin comparar”.
Sostuvo al respecto que “entendimos que existe un equilibrio en el todo, como por ejemplo la ceremonia de cremación en la ciudad de Varanasi a orillas del sagrado Ganges y el movimiento diario en los mercados, los niños jugando o una celebración de una boda sobre una embarcación”. También recordó que “el caos de la ciudad de Delhi, con su bullicio, se termina transformando en la “música” como nos dijo un taxista, que desaparece absolutamente en el interior de los templos donde los devotos día a día acuden con tanto fervor”, y relató que “los baños sagrados (pujas), que diariamente realizan todos los miembros de las familias en los lagos sagrados y en el río Ganges para purificarse, paradójicamente son en aguas contaminadas”.
En India las vacas son sagradas pero una de las sorpresas que se llevaron durante esta nueva aventura fue encontrarlas en el interior de un restaurante esperando su comida como lo suelen hacer los perros. También contaron que son frecuentes los robos a turistas descuidados por “monos atentos” y les llamó mucho la atención el oficio peculiar de ser limpiador de oídos en las calles.
Ambos jóvenes coincidieron en destacar la hospitalidad de los hindúes y “la sabrosa comida picante”. Pudieron conocer y observar el Taj Mahal, conocido también como el templo del amor, sin gente ya que fueron los primeros turistas en ingresar después de madrugar y hacer una “ansiosa espera” en una de las puertas de entrada junto a su guía.
También tuvieron la oportunidad de encontrarse con Daisy May Queen -locutora, conductora y escritora argentina radicada en la India- a quien le habían escrito antes de viajar y les dio unos consejos. “La encontramos en su store de Rishikesh, tiene una deliciosa comida vegana, vive hace 7 años ahí y tiene una vibra increíble”, destacó Jorge.
Al momento de la entrevista Mariela y Jorge se encontraban en la capital mundial del yoga, en Rishikesh, pasando unos días en un “ahsram”, un lugar más propicio para internalizar lo vivido hasta el momento, practicar yoga, meditar y contemplar a orillas del río Ganges. Hoy ya se encuentran nuevamente en la ciudad.