El dirigente barrial asumió allá por el 2009. Tras varios mandatos, se aleja de la Asociación Vecinal. Análisis de su gestión y el balance de estos 13 años en una entrevista con diario La Portada. “Hemos conseguido diversos logros”, afirma.
Sepúlveda ya tomó la decisión. “No continuaré en la presidencia”, dice seguro, sin espacio a la duda, y entiende que es hora de darle espacio a nuevas generaciones. Mira hacia atrás y sabe que se hicieron muchas cosas en el barrio, pero hay varias cuentas pendientes aún.
En la charla con este medio, descartó presentarse a las próximas elecciones barriales y precisó que fueron más de 12 años al frente de la Junta del también conocido como “Rural Vieja”. No dudó en señalar que el balance es positivo y afirmó que en este tiempo “hemos conseguido diversos logros”.
Enumeró algunas de las obras que se ejecutaron en este período, poniendo el acento en la ampliación de la sede, la construcción de un puente en la intersección de Brown y costanera, la colocación de pasarelas, la apertura de una calle, el sistema de luminaria y soluciones habitacionales.
Pendiente
Reiteró que el paso por la Asociación “para nosotros es muy positivo”, agregando que como cuenta pendiente quedaron dos proyectos puntuales: el puente en la Avenida Fontana y la red cloacal que pretende beneficiar a un total de 14 familias. Continuar la gestión será tarea de la próxima comisión.
Trato con la gente
Otro de los puntos que destacó de su presidencia es el diálogo abierto con los vecinos. Reconoció que por supuesto puede haber alguien disconforme y molesto, pero rescató que las voces de apoyo son más. “La realidad es que hasta un grupo de personas se me ha acercado para que continúe”, reveló.
Luego agradeció el acompañamiento recibido en estos casi 13 años de gestión y confió, asimismo, que se aleja de la Junta Vecinal del Lennart Englund sobre todo para darle mayor dedicación a sus seres queridos. Pensando en un futuro más bien lejano, acentuó que “si después me toca volver, lo haré”.
Sacrificio
Por otro lado, Sepúlveda señaló que muchos desconocen el intenso trabajo de un presidente de barrio y no comprenden las horas que demanda atender las múltiples problemáticas de la gente. “Uno tiene que estar al 100% sobre todo en períodos complejos como el invierno”, planteó.
“En el verano casi no queda tiempo para uno. Así la familia personal va quedando a un costado”, añadió el dirigente barrial en la entrevista concedida a diario La Portada, recordando que el primer mandato lo comienza en octubre del 2009. El último termina este 2022.