Estefanía Lewis, médica generalista y coordinadora del Servicio de Adolescencia dependiente del Área Externa del Hospital Zonal Esquel, en diálogo con La Portada hizo mención al trabajo que se lleva adelante en el marco de la actual emergencia sanitaria y a la afectación de la pandemia en los adolescentes.

“Estuve abocada a la asistencia COVID- 19 en la parte roja y nos distribuimos en los diferentes Centros de Salud para seguir atendiendo a nuestra población porque el Servicio de Adolescencia pasó a ser vacunatorio en momento determinado”, manifestó. Y agregó que “luego se cerró como vacunatorio y se abrió como pediatría. Tiempo después se cerró esta modalidad y buscamos diferentes formas para atender a la población”.

“En junio del año pasado regresamos como Servicio. Tenemos una atención ininterrumpida de la franja que atendemos (10 a 20 años) con controles de salud, de patologías crónicas, embarazos, anticoncepción”, indicó. Y recordó que “somos un Servicio que contempla varias disciplinas: psicología, trabajo social, medicina general y ginecología. Tenemos, además, a disposición un nutricionista y una psicopedagoga”. 

“Trabajamos sin restricciones porque atendemos a una población que no puede ir a otro lado”, explicó al tiempo que remarcó que en lugar se observan todas las medidas de bioseguridad dispuestas por los protocolos sanitarios.

Sin rutina

Lewis, en este contexto de declaraciones, se refirió a las consultas más comunes entre la población que se atiende en el Servicio “vemos una sensación de desazón y de mucha angustia en los chicos ante el intento de comenzar a estudiar en una provincia que en los últimos tres años prácticamente no tuvo clases” por lo que la sociabilización no existe. “Observamos problemas para dormir, trastornos de la conducta alimentaria, contracturas musculares, sensaciones extrañas que surgen de las contracturas por el uso del celular, sedentarismo, dolor generalizado por la falta de actividad física y la falta de proyección diaria de las actividades que nos organizan y ordenan”, mencionó.

La médica sostuvo que los adolescentes “se levantan más tarde, no hacen actividad física y no podemos recomendarles que se junten porque no se puede hacer. A un año y dos meses esto comienza a repercutir en los chicos. Muchos de ellos han quedado sin rutina. A los chicos se les van acortando las proyecciones que pasan por la escuela secundaria” limitando además los proyectos de vida.    

“Observamos, también, que hay angustia y peleas familiares porque los chicos están todo el día adentro. Los papás no están acostumbrados a lidiar con estas situaciones. Todo cambio genera crisis y hay que ver si la pueden resolver positivamente. No necesariamente es malo tener a los hijos en la casa, solo sucede que pueden reagudizarse situaciones que no están resueltas y eso genera conflictos”.

“El problema no son los chicos ni los chicos en las casas. Sólo falta rutina. A los padres les preocupa ver a los chicos sin energía y cuanto menos hacen más cansados están”, manifestó.

Lewis comentó, además, que “muchas de nuestras consultas también se relacionan con la salud sexual y reproductiva. Articulamos, asimismo, con la municipalidad para la prevención de la violencia”.

Espacio de escucha

Para finalizar, recordó, que la atención el Servicio de Adolescencia “es de lunes a viernes de 8:30 a 13 horas” en el edificio ubicado en la intersección de Avenida Fontana y calle Don Bosco “los adolescentes pueden consultar sin la presencia de un adulto. A veces, los chicos, necesitan un tercer espacio de escucha. Hay dinámicas que se pueden resolver. Si hay cariño, afecto y paciencia no hay adolescente que se resista”.