Desesperación, angustia, incertidumbre y el fantasma de despidos de trabajadores son parte del común denominador entre los prestadores turísticos de la ciudad y la región cordillerana ante la falta de la apertura turística.
Este reclamo se viene escuchando desde hace tiempo y aún no encuentra una solución que acerque las posiciones contrapuestas entre los prestadores y el área de Salud que se resiste a la apertura por temor a no poder dar respuestas desde el sistema si los casos de Coronavirus se incrementaran.
Los integrantes del sector turísticos en tanto reclaman volver, con los correspondientes protocolos de bioseguridad y habiendo completado instancias de capacitación, volver a la actividad teniendo en cuenta la cercanía del verano, las consultas que reciben a diario y que este rubro permanece sin poder activarse desde marzo pasado.
Se aduce que en todos estos meses el Estado provincial contó con el tiempo suficiente para preparar – desde diversos aspectos –al sistema de salud a fin de contener la emergencia sanitaria. Temen, después de vivir un invierno sin actividad en el que solo generaron deudas, que el verano termine por obligar a cerrar alojamientos con el consecuente despido de trabajadores y cientos de familias que quedarán sin su única fuente de ingresos.
Desde el Ejecutivo Municipal, el intendente Sergio Ongarato, hizo pública una carta enviada el Gobernador en la que se solicita la apertura turística y en la jornada de ayer recibió a los prestadores que se acercaron al Municipio para expresar sus preocupaciones.
En este contexto, mencionó, la nota enviada a Mariano Arcioni y aseguró que de ser necesario viajará a Rawson para trasladar personalmente este pedido. En esta carta del Intendente advierte que “perder nuestro principal sector productivo nos dejará a merced de la única actividad que no queremos en Esquel, de manera similar a la que quedaron comunidades del interior de la meseta chubutense”.
Los vecinos tienen la presunción que esta negativa de la provincia a la apertura turística en la cordillera se relaciona con la posición adoptada respecto del rechazo a la megaminería. La frase “nos están castigando” fue repetida ayer por los vecinos en los medios de comunicación.
Queda entonces pensar que el sentido común deberá primar entre quienes tienen poder de decisión. Cuando se trata de la salud pública y de la preservación de fuentes de trabajo la ausencia de diálogo ni el enfrentamiento es el camino a transitar.