Fabricio Cid tenía un comercio de ropa frente a la plaza San Martín pero la crisis económica hizo que lo cerrara y decidiera darle rienda suelta a su pasión: la artesanía galesa. Creó su propio emprendimiento “Crefft Patagonia” donde talla a mano cucharas, cuencos, tablas y otros trabajos a pedido. Sus producciones son con maderas autóctonas y se caracterizan por su diseño propio.
“Crefft Patagonia”, que significa “Artesanías Patagonia” en galés, nació como una oportunidad en medio de la crisis. Fabricio Cid, su emprendedor, siempre tuvo curiosidad por el tallado en madera. Su mamá era galesa y en su casa había cucharas trabajadas a mano entonces eso despertó su creatividad. Quería aprender a hacerlas y lo hizo de manera autodidacta, a prueba y error. Así descubrió su pasión.
“Con la crisis del 2001 me quedé sin trabajo, hice changas y después busqué hacer algo propio. Como mi mamá era descendiente de galeses y en casa había colgadas cucharas talladas a mano por una tradición galesa que data del siglo 17, decidí probar hacerlas”, confió Fabricio Cid en diálogo con La Portada.
Fue su espíritu inquieto y creativo el que lo hizo incursionar en la artesanía sin conocimiento alguno. “Nunca había hecho ningún trabajo en madera”, destacó, y señaló que de a poco, y con mucho esfuerzo, se compró una caladora de mano y algunas gubias baratas. “Empecé a darme maña, todo de manera autodidacta, y las primeras cucharas que hice las llevé a “Nain Maggie”, en Trevelin, y Susana de la Fuente quedó encantada”, recordó.
La tradición galesa cuenta que regalar cucharas talladas en madera es una costumbre que se originó en Gales en el siglo 17 como demostración de amor hacia una mujer. Hoy, en tiempos modernos, se utilizan como regalos de amistad, aniversarios, cumpleaños, bodas, etc. El corazón significa amor; los pájaros, paz; dragón, fuerza; escudo, protección; vid o enredadera, vida larga y fructífera; campanas, bodas; flores, amistad; ancla, lealtad y estabilidad; rueda, trabajo; cruz, fe; herradura, buena suerte; esferas, hijos; candado, seguridad; diamante, fortuna.
Fabricio logró comprar las máquinas con las que hoy trabaja en el año 2004 por un crédito que se le otorgaba a microemprendedores. “Hace quince años que comencé a hacer las cucharas y en un momento dejé de hacerlas porque trabajaba en un comercio y no tenía tiempo libre”, comentó. En 2014 abrió un local de ropa frente a la plaza San Martín pero este año la crisis volvió a golpear su puerta. “Me fundí, no lo pude sostener más y decidí retomar mi emprendimiento”, sostuvo el artesano, quien señaló que hoy vive de lo que produce y changas.
El trabajo no es fácil pero ver el producto terminado lo reconforta. “Cada producto me lleva cerca de ocho horas. La madera la corto a máquina pero la tallo a mano y las terminaciones como los detalles requieren de mucha dedicación”, aseguró.
Principalmente trabaja con lenga y radal, aunque también le han acercado madera reciclada de alerce y araucaria. Produce cucharas, medidoras, cuencos, hojas talladas, tablas de picada, bandejas y también ha hecho carteles como guardas celta. Sus diseños son propios y también tradicionales. Prefiere el color natural de la madera así que no tiñe sus productos.
Hasta el momento no ha participado de ninguna feria pero no descarta hacerlo a futuro. “No lo he hecho porque nunca llego a tener mucho stock pero me gustaría hacerlo”, reconoció.
Sus productos se pueden ver en la página de Facebook “Crefft Patagonia” o en Nain Maggie, Trevelin. También se pueden contactar con Fabricio al 2945-419417.
Por último, el emprendedor expresó que “nada es imposible, si hay ganas, se puede. Si uno ve algo que le gusta, hay que probar hacerlo. Al principio el resultado no es el que uno espera, las cucharas de antes son distintas a las de ahora porque uno se va volviendo detallista y va afinando el trabajo. Pero si te gusta algo hay que hacerlo, cuesta conseguir los medios pero de a poco se puede”.