Los alumnos del último año de la Tecnicatura en Gestión Ambiental del ISET 815 de Esquel, llevaron a cabo un interesante proyecto en el Jardín Maternal N° 444. “Conciencia Recreativa” es el nombre de este proyecto en el que reciclaron algunos residuos para hacer una serie de juegos y adornos para los niños.
La idea surgió a través de una temática planteada en la materia Logística, del último año de la Tecnicatura en Gestión Ambiental, sobre qué hacer con determinados residuos y el aprovechamiento que se le puede dar a partir de su reutilización, como una segunda vida.
“Surgió la idea de trabajar con cubiertas en el Jardín 444, ya que es un material durable, los decoramos con muchos colores para que también atraiga el interés de los niños”, explicó en diálogo con La Portada, Natalia Williams, alumna de Gestión Ambiental y autora del mencionado proyecto.
Contó también que a mediados de agosto, con sus compañeros y el docente de Logística, Alejandro López, comenzaron las reuniones para delinear la organización del trabajo, disposición de materiales, espacio, cantidad de mano de obra, horarios y lugar de trabajo.
Luego de todo este proceso, el grupo conformado por seis alumnos, pudo concretar el proyecto el pasado fin de semana. “Se pintaron las cubiertas hasta la altura en que quedaban enterradas, con los insumos que cada uno de nosotros aportó, armando una especie de gusanito colorido”, detalló Williams.
También trabajaron con cubiertas de camión, utilizadas para hacer canteros y juegos para los niños que concurren a dicha institución. “El contacto con el Jardín lo realizó el profesor de la materia y no dudamos en concretar allí nuestro proyecto”, destacó.
Conciencia Recreativa
En cuanto al nombre “Conciencia Recreativa”, Natalia Williams indicó que esta designación se debe al objetivo de “concientización de la reutilización de determinados materiales de manera recreativa”, motivo por el cual el trabajo se realizó en un Jardín para que los niños los usaran lúdicamente.
Finalmente, la alumna de Gestión Ambiental agradeció a sus compañeros Roxana, Olga, Luis, Marcos y Maira “que fueron parte importante en el desarrollo de este proyecto”. También agradeció a Marcelo, su marido, quien aportó las herramientas necesarias para cortar las cubiertas y trabajar en el patio del Jardín 444.