La Biblioteca Municipal “Nicolás Avellaneda” cumplió un nuevo aniversario. Nada más y nada menos que los 50. Lejos de perder terreno en la era digital, sigue nutriéndose de libros y material. Hoy cuenta con cerca de 470 socios y unos 36 mil ejemplares a disposición. Además, fortalece su vínculo con la comunidad a través de múltiples actividades.

Una fuente de consulta permanente para estudiantes. Un cálido refugio para los amantes de la lectura. Un puente que conecta con el conocimiento. El avance de las nuevas tecnologías y de herramientas como internet la obliga a reinventarse. La Biblioteca Municipal celebra medio siglo. Y sigue de pie, cumpliendo una importante función social.

En diálogo con diario La Portada, la bibliotecaria María Jesús Ochoa repasó parte de la historia de la institución y comentó, además, cómo trabajan en la actualidad. Habló de proyectos, objetivos y de propuestas culturales a futuro que puedan atraer el interés de los vecinos. “Salir a la calle y ganar presencia en los barrios”, una de las principales metas.

En el año 1968 el entonces intendente Alejandro Conesa, junto a un grupo de personas, “toma la decisión de hacerse cargo del fondo bibliográfico de la Biblioteca Popular Nicolás Avellaneda que existía desde 1936 y que cierra por falta de personal, horarios reducidos, etc. En ese contexto nace la Municipal”, precisó.

Recordó, asimismo, que a lo largo de estos 50 años tuvo varias sedes. Según relatos de antiguos socios, “funcionó en la Roca a la altura del 700. Después en la Roca y Rivadavia. Luego en una casa de la Molinari que hace poco fue demolida. También en Sarmiento y Alvear. Y hasta el 94 estuvo en el Auditorio” de Belgrano 330, agregó.

A mediados de los 90, con la Intendencia de Ubaldo Ongarato, la Biblioteca Municipal se muda definitivamente al actual edificio, en San Martín. En esta etapa a su vez queda oficialmente incorporado el sector de la hemeroteca. Una extensa recopilación de publicaciones gráficas que datan de 1925 hasta la actualidad.

Compromiso y sacrificio  

Por otro lado, Ochoa destacó que la institución continúa vigente y en plenitud gracias al esfuerzo del personal. Si bien no hay una directora, los cuatro empleados trabajan a “pulmón” para atender la demanda de la población. “Hoy contamos con 36 mil libros sin contar lo de la hemeroteca que según calculamos rondaría otros 36 mil más”, detalló.

El establecimiento ofrece un abanico amplio de alternativas para el lector. Hay para todos los gustos, y necesidades. Incluso existe un sector de libros raros, notables y manuscritos con bibliografía de muchos años.  “Tenemos, por ejemplo, algunos ejemplares de 1870. La mayoría son de materias especificas: química, filosofía, medicina, análisis del alma, psiquiatría”, subrayó.

El espacio se nutre de donaciones constantes. “Entra un promedio de 1000 libros por año”, comentó y aclaró que en realidad ingresan más pero es política primero realizar una selección antes de ponerlos a disposición.

Sostuvo que la lectura recreativa y por placer no ha disminuido pese a la fuerte aparición de soportes digitales, celebrando que la gente sigue volcándose a la Biblioteca cuando quiere dedicar un tiempo a leer. “De hecho tenemos un solo socio que se dio la baja porque compró un Ipad. Hoy registramos 470 socios. Un porcentaje lo hace a modo de colaboración y otro utiliza las instalaciones”, amplió.

Apertura a la comunidad

Señaló luego que este nuevo aniversario los encuentra en buena forma, con diversas ideas. Reconoció que tal vez la falencia principal pasa por la difusión y promoción. Por tal motivo decidieron dar luz verde a un plan de apertura hacia la comunidad con presencia en Escuelas, jardines y demás instituciones. “Promoción de la lectura”, es lo que se plantean desde la “Nicolás Avellaneda”, agregando que para eso es más que importante “salir a la calle y a los barrios”.