Eloy Braese descubrió los cactus hace más de 40 años Desde entonces no paró de cultivarlos. Hoy posee un vivero repleto de plantas y abierto a los vecinos interesados en conocer sobre el intrigante mundo de las cactáceas.
Don Eloy Braese recibió a diario La Portada en su casa de Avenida Ameghino al 242. Un apretón de manos, un saludo respetuoso y de inmediato a dar vueltas por el “Jardín de Esquel”, como le gusta llamarlo. Él ilustra a cada paso. No disimula en lo más mínimo su pasión.
“Llevo 45 años con los cactus”, precisa orgulloso este vecino de la ciudad. Recuerda que heredó las primeras plantas de su padre en la década del 70. “Él muere y yo me hice cargo de cuidarlas. Las traje del Lago Futalaufquen”, señala.
Dice que de esa forma nace su amor por las cactáceas y suculentas. “Empecé a coleccionarlas y así siempre fui queriendo una más”, confía entre risas minutos después de una visita guiada por el vivero que posee en el fondo de su propiedad.
Arrancó con apenas 10 unidades. Hoy, más de cuatro décadas después, cuenta con más de 450. Algunas son grandes, otras chicas. La variedad es amplia. Hace una pausa. No duda en invitar a quienes estén interesados. A la comunidad.
El mantenimiento no es tarea sencilla. Pero parece no ofuscarse con la cantidad de horas que dedica al cuidado. “Tenemos que mencionar que el cactus es originario de América, desde Canadá hasta el Estrecho de Magallanes”, explica.
Cuenta que es una especie noble capaz de adaptarse a climas distintos y geografías dispares. “Hay de zonas tropicales y de regiones áridas”, repasa, agregando que fueron modificando su estructura interna conforme pasaron los años.
Menciona elementos fundamentales para conservarlas en buen estado: “pedregullo, tierra de cultivo y la resaca para airear. En tanto el riego depende de la época y del tamaño de la maseta. Otra cosa clave en esta Comarca es no regar de abril hasta agosto”.
Aclara que a la hora de cultivar un detalle que no debe pasarse por alto es “cuál puede estar afuera (a la intemperie) y cuál no”. Destaca que constantemente aprende algo diferente de los cactus y que eso lo llena de curiosidad.
“El enemigo más grande de esta especie es la cochinilla algodonosa. Es muy pequeña. Se hace una bolita dentro de la cual vive. Además la atacan babosas, caracoles y bacterias que entran por la raíz. Por eso es importante cuidar la tierra”, revela.
Todos los días se da una vuelta por el jardín. “Prácticamente vivo ahí”, afirma y sonríe de inmediato. “Veo si están bien y qué necesitan”, añade. Rápido agradece a sus familiares que le dan una mano sobre todo en la difusión.
Se asombra cuando habla de la página de Facebook que su hija le armó para dar a conocer su vivero. “He recibido saludos hasta desde Israel. Es lindo comunicarse con otros que comparten el mismo hobby”, amplía en la entrevista con este medio.
Braese informa de nuevo que cada tanto recibe a vecinos en su casa de la Avenida Ameghino 242. Es a partir de las 15 horas y mientras dure la luz del sol, aclara. No cobra entrada. “Mi placer es cultivar. Por ahí hasta obsequio. Es el único vivero de este tipo en Esquel”, completó.