Trece mujeres en escena protagonizarán proezas imposibles y batallas mitológicas. El hogar, la patria, el circo y la guerra serán los ejes principales de una historia donde predominarán la comedia, el delirio, y florecerán las emociones. El final será inesperado pero llama a la reflexión. La obra se presentará este jueves, viernes y sábado a partir de las 20.30 horas en el Teatro La Juntadera con la dirección de Darío Castro y Jairo Bedoya.
A partir de un trabajo intensivo de investigación, introspección y aprendizaje, el Taller El Jardín de las Delicias se encuentra a días de estrenar su tercera obra de Teatro Kabarett. La primera llevó su nombre y la segunda, “La última cena”.
Darío Castro, actor y director teatral, contó a La Portada que cuando inició este proceso creativo junto a Jairo Bedoya y la dramaturgista Melisa Stocco tenía muchas expectativas como también muchos miedos. “Pensábamos que no iba a venir nadie y hoy tenemos trece mujeres, que son madres, profesionales, trabajan y tienen muchas actividades pero se hacen un espacio para compartir con nosotros”, destacó. Mientras que Jairo celebró que se trata de “una oleada de arte, cambio y transformación”.
Algunas actrices se encuentran participando desde el principio y otras se sumaron después. “Uno ve que hubo un salto muy grande porque al principio venían más tímidas y ahora llegan con propuestas delirantes y eso está genial, nos entusiasma mucho”, resaltó Darío, quien además se mostró muy agradecido con aquellas actrices que tienen años de profesión y se han dejado dirigir. “No sólo confían en nosotros sino que tienen una generosidad y una entrega increíble”, subrayó.
Asimismo aseguró que les gusta trabajar con lo femenino, el delirio y lo políticamente incorrecto en Esquel.
Entre la comedia y la emoción
La historia de este tercer kabarett estará atravesada por cuatro ejes: el hogar como el espacio donde la mujer muchas veces es sometida, la patria, el circo y la guerra. “Es el kabarett más complejo que hemos hecho”, prometió. Mientras que indicó que su participación junto a la de Jairo serán mínimas, desde el ridículo, porque “las chicas son las protagonistas”.
Anticipó que “es un delirio hermoso, inesperado, con muchas sorpresas, donde permanece la comedia y conmueve la intimidad que generan las mujeres en escena”. Indicó que “el primer kabarett instaló un lenguaje, un mundo; el segundo fue imponente y este último es el manifiesto de por qué hacemos teatro con mujeres en Esquel”. Mientras que reveló que “el final planteará lo que nos preocupa de la humanidad”.
El director sostuvo que se trabajó minuciosamente desde lo estético y lo artístico. “No hay una bajada de línea, sólo nos interesa que cada espectador construya su historia”, aclaró.
La entrada anticipada para ver la obra se puede adquirir a 200 pesos en Sueño Patagónico y 250 pesos en la puerta del Teatro La Juntadera.
La creatividad
Melisa Stocco, quien es la dramaturgista de la obra, confió que este tercer kabarett será diferente a los anteriores en cuanto al proceso creativo. “En las primeras dos experiencias hice una selección de textos para cada una de las chicas en función de su propuesta y en este tercer kabarett estuve más involucrada desde la escritura”, aseguró.
Por su parte, Darío destacó el profesionalismo de Melisa y su creatividad. “Nos conocemos desde el 2012, es una persona maravillosamente formada, así que es un lujo tenerla como compañera”, precisó y agregó que “con Jairo somos los dos muy delirantes y ella concreta lo que le planteamos”. Por ello remarcó que “los tres somos el corazón de “El Jardín”. También valoró el trabajo de Carlos Cancio a quien definió como “un creador que ve las necesidades y locuras que tenemos y siempre apunta a más”.
Darío, Jairo y Melisa coincidieron en que les queda pendiente para el próximo año realizar un kabarett en su esencia pura, con profesionales, canto y baile, como también uno con hombres en escena. Nunca estuvieron cerrados a eso, ya que la convocatoria siempre fue abierta a todos pero hasta ahora ninguno se ha presentado así que la invitación queda hecha.
Por último, valoraron el trabajo que se encuentra haciendo el equipo de La Juntadera: “Sentimos que es nuestra casa y tiene que ver por el amor con el que los chicos hacen las cosas. Bancamos que sea un teatro independiente porque lo necesitábamos”, cerró.
