El INTA dio a conocer hace algunos días que, desde noviembre del año pasado hasta la actualidad, la Unidad Ovina del Campo Experimental Agroforestal Trevelin, ubicado en el paraje Aldea Escolar, ha sufrido numerosos hurtos que redujeron drásticamente el plantel de ovinos.
Sobre estos animales se realizan investigaciones de vanguardia y desarrollos tecnológicos que se derraman a productores y profesionales del sector. De acuerdo con lo informado, estos hurtos repetidos redujeron el plantel de distintas razas con las que se trabaja hace más de 20 años ininterrumpidamente.
De esta manera, perdieron “el esfuerzo de mejoramiento genético realizado sobre 15 carneros de las razas Texel, Poll Dorset y Merino Dohne de alto valor genético”. Indicaron que las pérdidas, además de genética que no podrá llegar a las majadas en campos de productores, en términos económicos significa un perjuicio que supera los 5 millones de pesos. La mayoría de los animales hurtados son de pedigree, genética importada de Inglaterra y Nueva Zelanda, y están tatuados en sus orejas.
Cabe mencionar que la Unidad Ovina es una referencia en genética y nutrición a nivel nacional, produciendo animales de razas carniceras con medidas objetivas de alto valor genético, destinada a la comercialización y transferencia de tecnologías al sector ganadero local y nacional.
En diálogo con La Portada, Martín Villa, responsable de la Unidad Ovina del Campo Experimental Agroforestal Trevelin, señaló que sobre finales de noviembre “en el potrero que da a la ruta nos robaron 10 borregos”. “Ahora en enero, estaban en otro sector del campo y un día se robaron dos, y pocos días después tres más”, detalló.
El ingeniero agrónomo dijo que es más común el robo de corderos en las épocas de las Fiestas y por eso “están pegados a la casa”, pero estos ejemplares se encontraban “más cerca de la ruta” porque no es tan común que sean objeto de estas prácticas. “Lo más seguro, sobre todo con el primer robo, es que vaya a carnicería”, advirtió.
Agregó que para los ladrones “es carne y plata”, pero “no saben ni les interesa” el trabajo científico. “A nosotros sí, porque en la Unidad, con la parte genética, empezamos hace muchos años haciendo mejoramiento”, resaltó Villa.
“Todos los animales tienen valor objetivo. Es decir, cuánto mejor van a ser los hijos con respecto a la media general. Importamos embriones y semen de Nueva Zelanda y ahora metimos genética sudafricana”, explicó.
Apuntó a que “no es como en las cabañas comerciales” porque “la producción de animales que tenemos la usamos en ensayos, investigaciones y desarrollos nutricionales”. “Hay convenios con firmas para desarrollar probióticos y muchos ensayos con todos los laboratorios de producción de los productos. La pérdida de animales no solo es el valor físico o económico de esos carneros”, señaló.
En este sentido, lamentó que implica un importante retroceso “de años de trabajo” en las labores científicas: “Es información que no aportamos al medio. Lo que hacemos, lo usan las cabañas para producir la mejor genética del país y las distintas firmas de balanceados producen para utilizarlos en suplementaciones o en engorde”.
“Entre los robados, teníamos animales nacidos de embriones que se hicieron en el campo con semen importado de Inglaterra, y hay pocos en el país. Hay demanda de esa genética, porque es poca en Argentina”, puntualizó.
Todo este desarrollo “lleva como mínimo 4 o 5 años”, aunque en muchos casos es más de una década para la totalidad de las tareas. “Atrasa todo y da bronca, termina en carne de una carnicería, desaprovechado”, cuestionó. Asimismo, detalló como uno de los grandes problemas de todos los productores el robo de animales: “Por eso no hay ninguna oveja al lado del pueblo, en la ruta”.
Villa resaltó que de todos los hechos hay una denuncia formal y “han pasado la Policía Federal y Gendarmería”. Sin embargo, aclaró que “de los robos que hemos tenido, nunca hubo resultados”.
En este contexto, el equipo de trabajo de la Unidad Ovina está comenzando a evaluar distintas alternativas como el uso de cámaras, el empleo de razas de perros protectores de mayor carácter, y la introducción de dispositivos con tecnología GPS para el seguimiento de animales. Estas últimas alternativas podrían, a futuro, ayudar al productor a tener un control instantáneo de cambios en el comportamiento de la majada que alerten sobre hurtos, ataque de perros y de otro tipo de depredadores.