El pasado martes se celebró en nuestro país el Día del Periodista. Si nos remontamos a los datos históricos es preciso recordar que la fecha tiene como origen el día en que el político, abogado y partícipe de la Revolución de Mayo, Mariano Moreno, publicó La Gazeta de Buenos Ayres, el primer periódico del nacimiento del país en 1810.
La historia también marca que la fecha quedó institucionalizada durante el Primer Congreso de Periodistas llevado a cabo el 25 de Mayo de 1938. En ese encuentro, también, se forjaron las bases del Estatuto del Periodista (Ley 12.908), sancionado en 1944.
Desde los tiempos de Mariano Moreno a la actualidad el ejercicio del periodismo sufrió un importante y significativo proceso de transformación de la mano del avance tecnológico y de la creciente posibilidad de acceso al mismo.
Muchos medios de comunicación se convirtieron en grandes empresas privadas con poder real, de ese que puede cambiar el destino de los ciudadanos en un país. El tiempo pasó, algunas de esas empresas sobrevivieron, pero muchas otras cuando la prensa dejó de ser un negocio rentable cerraron sus puertas dejando en la calle a miles de trabajadores y sus familias.
Surgieron así, y posiblemente antes pero sin poder ser visibles, los medios de comunicación alternativos. A los que en los ´90 se llamaba “truchos”, pero que con el paso de los años consiguieron cierto lugar de consideración. La comunicación cooperativa, comunitaria y autogestiva lucha todavía por sostener a los medios que la integran porque no sólo se trata de proteger fuentes de trabajo, sino porque allí están las bases de un decir (desde las radios, medios gráficos, TV, medios digitales) plural y federal.
En cada paso de la transformación e intentado no quedar en el camino, están los periodistas que aunque en el imaginario colectivo reciben importantes sueldos, la realidad muestra que sus salarios hoy no cubren el valor de la Canasta Básica. No obstante ello permanece intacto el compromiso con la información, investigación y con la necesidad de acercarse lo más posible a la objetividad preservando el derecho de cada ciudadano de ser bien informado.
