Como si fuera la escena de una película ya vista anteriormente, los vecinos de Esquel, observan nuevamente intentos de usurpación de tierras en barrios de la ciudad.
El pasado fin de semana integrantes de la Policía y funcionarios del municipio intervinieron en un hecho de estas características en un terreno ubicado en calle Gallina y la Costanera cerca del barrio Lennart Englund. En este espacio, tres familias oriundas de la provincia de Buenos Aires y dos de Esquel, intentaron armar una precaria vivienda para residir en ella.
Y más allá de las diversas opiniones que los intentos de asentamientos pueden generar lo cierto es que continúan ocurriendo. Incluso desde el municipio se reconoció que durante los fines de semana se registran denuncias varias por este tema las que tienen origen en diversos sectores de la ciudad.
Estos hechos denotan la falencia que existe en materia de una política pública de acceso a la vivienda como un derecho de cada ciudadano, la falta de posibilidades – por sus elevadísimos costos – de adquirir un terreno, la imposibilidad de pagar alquileres y la falta de trabajo. Y aun considerando los orígenes de estas situaciones, usurpar tierras, no deja de ser incorrecto.
Tergiversar un derecho humano con fines lucrativos como suele ocurrir en algunos casos de intentos de ocupación de tierras es generar mayor vulnerabilidad y caminar por fuera de la ley.
El problema, reconocido por todos los actores involucrados, es real y también deberían serlo las soluciones a plantear. Es – por decir lo menos – inaudito que en estos tiempos miles de familias en todo el país no tengan opciones para contar con su propio hogar.
Aplicar una política habitacional acorde a las necesidades de los ciudadanos es una obligación del Estado y no admite dilaciones.