Emiliano Mociulsky es artesano hace 25 años y se dedica a la joyería urbana. Con su emprendimiento Foka Esquel ha recorrido innumerables ferias y festivales de la Patagonia. Hoy, con la pandemia, confiesa que ha cambiado su forma de producir y de vender. Las redes sociales se han convertido en la clave para mostrar sus productos y ahora trabaja a pedido. “Necesitamos que nos pongan en valor y eso se hace con infraestructura”, asegura en alusión al histórico pedido de un espacio para el sector.

“Empecé muy joven, cuando terminé la secundaria, como todo rebelde que no quiere tener un trabajo convencional ni un jefe y cuando descubrí la feria supe que era lo mío. Hoy es mi pasión y un estilo de vida”, contó Emiliano Mociulsky, quien lleva 25 años como artesano y le dio vida al emprendimiento Foka Esquel.

Es reconocido por hacer una joyería urbana, clásica, con piedras, muy accesible para la gente. Hace años que viaja por toda la Patagonia y participa de ferias y festivales. “La gente ya me conoce porque voy siempre y es una manera de vivir. Se extraña mucho la ruta 40, los compañeros y los encuentros de artesanos porque aparte de ir a vender, hay un detrás de escena y somos una gran familia”, valoró. 

Sin embargo la irrupción de la pandemia por el COVID-19 les cambió la vida. Emiliano aseguró que no le resultó difícil adaptarse a los tiempos que corren porque ya hace unos años había vislumbrado que las redes sociales eran un nuevo mundo por explorar. “Fue un trabajo que hice casi sin darme cuenta. Por cada venta que hacía le daba una tarjetita a la gente y le decía que me siguiera en las redes sociales entonces se fue generando un vínculo y eso hoy me ayudó un montón; me di cuenta que la gente estaba ahí”, expresó.

De esta manera el artesano reconoció que “cambié mi manera de producir y de vender con la pandemia”. Antes estaba acostumbrado a producir en cantidad para tener un stock que le permitiera ir a las ferias y ahora trabaja a pedido. “Es un desafío, estoy ensayando todo el tiempo y aprendo un montón. Trabajo en lo que me pide la gente que no es lo que hago habitualmente. Muchos miran joyería por internet y me la piden a mí, y en esto de la supervivencia uno no dice que no a los trabajos”, confió.

A pesar de que no ha parado de crear y producir, Emiliano reconoció que las ventas mermaron mucho y que cambió la forma de concretarlas. “Uno además de producir y vender, está mucho con la comunicación. Yo antes me pasaba 8 horas haciendo anillos y ahora me paso 3 horas trabajando, 3 horas mostrando fotos y otras horas más contestando mensajes, tratando de generar una venta”, relató y advirtió que “el que no se suba al comercio por internet va a perder un montón”.

Otro de los inconvenientes con los que se han enfrentado por estos días los artesanos es el aumento de los materiales con los que trabajan. Emiliano siempre acostumbra a comprar la plata después de la temporada de verano y eso lo ayudó a abastecerse antes de que empezara la cuarentena por la pandemia. También agradeció a sus compañeros y amigos que le dieron una mano para fundir y laminar metales, una técnica que no manejaba y que le enseñaron para poder continuar trabajando.

El artesano reveló que muchos de sus compañeros la están pasando muy mal. “A todos nos está afectando esta situación y el que diga que no, está mintiendo. Yo me tuve que adaptar a trabajar de otra manera y me está costando un montón pero es para pasar el momento”, declaró. Sin embargo señaló que muchos artesanos no manejan las redes sociales ni tienen acceso a internet.

A nivel nacional, provincial y local, el sector de artesanos inició diferentes gestiones para que se flexibilice la actividad y se otorgue una ayuda económica.

Nosotros necesitamos que nos pongan en valor y eso se hace con infraestructura, que es lo que venimos anhelando hace tiempo. A veces la feria termina siendo un lugar de supervivencia y no de muestra de oficios”, concluyó.