Luego de trabajar durante once años con el reconocido y prestigioso luthier Ezequiel Galasso, Luis Malizia decidió volver a la ciudad que lo vio nacer y abrir su propio Taller de Luthería. Es diseñador industrial y se especializa en guitarras y bajos eléctricos como acústicos. Realiza restauraciones y réplicas aunque prefiere construir sus propios diseños. Por sus manos ha pasado la icónica guitarra de León Gieco como así también la de otros músicos importantes de la escena nacional e internacional.
Luis Malizia siempre soñó con ser luthier y su maestro fue nada más ni nada menos que Ezequiel Galasso, a quien conoció mientras estudiaba Diseño Industrial en Buenos Aires. Durante once años ininterrumpidos trabajó en su taller, muy reconocido en el país y por el cual pasaron grandes músicos. No sólo le dio vida a su pasión sino que también cosechó grandes amistades y vivó momentos imborrables. Allí le tocó restaurar la primera guitarra de León Gieco como así también la que usó toda su vida sobre los escenarios. También reparó la viola de Richard Coleman, Litto Nebbia, entre otros grandes músicos nacionales e internacionales.
Con el título de Diseñador Industrial en mano y 33 años de edad, Luis decidió que era tiempo de volver a Esquel donde lo esperaban su familia y amigos de toda la vida. “Ya se estaba haciendo difícil pagar el alquiler, la plata ya no rendía y tenía la posibilidad de abrir mi propio taller así que el proyecto me cerró por todos lados y no lo pensé mucho más”, contó el joven luthier en diálogo con La Portada.
Su taller se llama Guitarrería Patagónica Malizia y se encuentra ubicado en Rivadavia 1447 detrás del Diario Jornada. Su especialidad son las guitarras y bajos eléctricos como acústicos. “Yo me dedico a hacer su mantenimiento, restauración, réplicas y también hago mis propios diseños y fabricaciones”, destacó.
Además realiza el mantenimiento básico de guitarras criollas y clásicas, que consiste en cambiar cuerdas y calibrar, aunque advirtió que no es su fuerte. “Yo prefiero construir mis propios diseños y cada tanto me doy el gusto de realizar alguna réplica como la que hice hace unos días pero con modelos puntuales que me gustan”, confió.
Asimismo Luis sostuvo que “me gustan las guitarras eléctricas de los 50 y 60, una época que considero sagrada para este tipo de instrumento, y hay ciertas marcas que me gustan mucho, así que le pongo algunos condimentos del diseño clásico de esas violas y hago mi propia interpretación”.
Un 24 de marzo regresó a la ciudad y en septiembre logró abrir su taller. “Recién estoy empezando y al principio todo cuesta un poco”, aseguró. Sin embargo se encuentra muy conforme y optimista con los trabajos que ha venido realizando. Hace unos días logró construir la primera guitarra “Malizia”, construida íntegramente en su taller. “Tiene cosas que le cambié, que no me gustaban de la original, y era un modelo que quería hacer hace mucho tiempo y justo se dio la casualidad de que un cliente la pidió así que me saqué las ganas”, explicó aunque aclaró que por lo general prefiere hacer sus propios diseños.
Hoy muchos de sus clientes son de la ciudad, la Patagonia y Buenos Aires. Su idea es expandir su negocio por todo el país y fabricar una mini serie de instrumentos para tener en stock. También tiene pensado ofrecer accesorios y equipamientos para músicos de fabricación nacional como correas, pedales y otros.