“La política no debe tener ventajas, debe ser un ejemplo de austeridad”, aseguró el presidente Mauricio Macri (Cambiemos) el pasado lunes en el marco de una conferencia de prensa en Casa Rosada en la que anunció un plan de reducción del gasto público ocasionado, en gran parte, luego de asumir su mandato al frente del Ejecutivo Nacional.
El Presidente anunció que se reducirá 1 de cada 4 cargos en el Poder Ejecutivo Nacional, que los funcionarios no tendrán “paritarias” por lo cual sus haberes quedarán congelados durante este 2018 y que – para sorpresa de propios y ajenos – los familiares de los Ministros no podrán integrar el Gobierno.
El ajuste político anunciado implicaría un ahorro anual de 1.500 millones pesos en las arcas del Estado cuyo déficit es muy superior con lo cual el anuncio presidencial podría interpretarse como un “gesto” que no alcanza y que sólo pretende acallar aquellas voces que cuestionan la reducción de personal en las diversas dependencias del Estado Nacional impactando de lleno en las fuentes de trabajo de los empleados.
Muchos se preguntan cuál es el verdadero trasfondo de estas decisiones del Presidente y otra de las lecturas posibles sería la urgencia de realizar un “control de daños” tras el escándalo ocasionado por el Ministro de Trabajo Jorge Triaca a quien no se le solicitó la renuncia y hasta se lo defiende públicamente.
Los desconfiados (porque como suele decirse “desconfía y acertarás”) no creen que los familiares de los Ministros del Gobierno Nacional dejen de percibir cuantiosos salarios por trabajar en dependencias cuyas funciones no quedan del todo claras. “Seguro lo cobran por otro lado”, dicen.
Si el Gobierno Nacional pretende sostener la confianza obtenida a través de las urnas el pasado octubre debe aplicar este plan fehacientemente porque no resulta aceptable que mientras la planta política nacional percibe salarios (con cifras que algunos consideran excesivas) los trabajadores deban aceptar paritarias cuyos porcentajes no alcanzarán a cubrir las necesidades básicas de sus familias. Y tampoco es aceptable que mientras se despide a trabajadores los familiares de los Ministros sean parte del Gobierno. El tiempo dirá si este plan de ajuste político es real o sólo un gesto para “la tribuna”.
