Julia Perrone es creadora del emprendimiento “Portadora” y produce mochilas, riñoneras, cartucheras, billeteras y monederos a través de la recuperación y reutilización de bolsitas y empaques plásticos. Trabaja con diseños personalizados y a pedido. También brinda un taller de arte y reciclaje para niños y niñas de 8 a 12 años en Trevelin.
Hace menos de un año que comenzó con este emprendimiento. “Toda la vida quise ser artesana, toda mi infancia me la pasé en la feria y las encontraba hermosas. Si hay algo que me gusta, y no me cansa, es producir”, confiesa Julia Perrone en diálogo con La Portada.
Siempre tuvo interés por el reciclaje. “Me gustaba encontrar cosas que no tuviesen valor o que fuesen un problema y verles lo que tenían de lindo”, asegura y recuerda que “una vez vi una foto de un vaso que estaba hecho con una bolsa camiseta así que empecé a probar con la plancha pero obviamente no funcionó porque para obtener esa forma se necesitan otras maquinarias”.
Sin embargo a partir de esta experiencia descubrió lo que se podía hacer con este tipo de material. “Vi que había gente que fusionaba las bolsitas y que se formaba una placa que se podía coser, así que empecé a probar y a coser porque no sabía hacerlo”, relata.
Julia recicla bolsitas y empaques plásticos como el que envuelve el papel higiénico, el azúcar y las encomiendas. Luego los funde con la plancha de su casa y se convierten en un material muy resistente como una lona, impermeable y colorido. “Es un material hermoso”, revela.
Durante este proceso de exploración y descubrimiento, realizó su tesis para la Licenciatura en Grabado y Arte Impreso para la cual trabajó con este material haciendo cartucheras de huemules, un siervo de la Patagonia que se encuentra en peligro de extinción. “Trabajé esa contradicción entre el tiempo de vida de un animal en peligro de extinción y el tiempo de vida útil de una bolsa que promedia los 30 minutos y tarda en degradarse entre 350 y 500 años. Ese fue el motor, el poder tomar algo que es un desecho que molesta, verle las fortalezas que tenía y sacarlas a la luz. Eso es lo que me gusta de todo esto”, explica.
Después de ser mamá, reconoce que le costó mucho volver a los trabajos habituales y empezó a trabajar desde su casa, casi de forma terapéutica, y produciendo, que era lo que más le gustaba hacer. “De a poco esto se fue convirtiendo en una producción vendible, a la que le dedico todo mi tiempo”, destaca orgullosa.
Produce mochilas, riñoneras, cartucheras, billeteras y monederos a pedido, personalizadas, con colores, estampas y dibujos que las personas quieran. Actualmente trabaja con las bolsas de las telas de la Casa Singer y con los plásticos que envuelven los pedidos de Vía Cargo. Mientras que la capa externa de la tela plástica, que le da los colores y estampas, se las acerca la gente. “Producimos una cantidad exagerada de plásticos que podría alimentar una escala mundial”, resalta.
Julia, con su emprendimiento “Portadora”, suele estar siempre en la feria de artesanos de Trevelin y también se la puede contactar a través de su Instagram: portadora.reciclaje. Durante el invierno tuvo su primera experiencia en la Expo Esquel donde fue distinguida por la Secretaría de Ambiente con el Sello Verde en reconocimiento al impacto positivo de su emprendimiento en el ambiente. También recibió el premio al stand sustentable que le permitirá estar en la próxima edición de forma gratuita.
Julia también brinda un taller de arte y reciclaje para niños y niñas de 8 a 12 años en “Ali, Hijas de la cultura” en Trevelin. “Tengo un grupito de pequeños artesanos con los que vemos un montón de técnicas y elaboramos productos vendibles. Vemos desde papel, cartón, vidrio, azulejos y plásticos”, detalla y resalta la importancia de este tipo de espacios para las infancias. “Toda mi infancia asistí al taller de Marta Sottile en Esquel y fue el espacio donde podía ser yo y donde alguien me dijo que lo que yo era valía, y quiero ser eso para los pequeños”, concluyó.