Un grupo de amigos lleva adelante esta iniciativa hace cuatro años en Esquel y desde esta temporada incorporaron a Trevelin y sus parajes. El objetivo es que los chicos sin recursos económicos puedan conocer La Hoya y vivir la experiencia del esquí. Participan de la propuesta las casas de alquiler de equipos de la ciudad y el Centro de Actividades de Montaña.
Hace cuatro años, un grupo de vecinos de Esquel, amantes de las actividades en la nieve, decidieron unirse y gestionar los medios para que chicos de distintos barrios de la ciudad sin los recursos económicos tuvieran la oportunidad de conocer el cerro La Hoya y aprender a esquiar.
Pedro Orue, quien es uno de los impulsores de este proyecto junto a Raúl Itxassa, Fátima Saavedra, Gustavo Orman, Melanie Orue y Vanina Gerez, contó en diálogo con La Portada que las inscripciones ya se encuentran abiertas para todos aquellos chicos y chicas de 7 a 14 años que quieran vivir esta experiencia. Este año la propuesta abarcará también a Trevelin y sus parajes. Pueden comunicarse al 2945-595468.
“La primera subida va a ser el 5 de julio y se hará una por semana, cada martes, con grupos de 10 chicos como máximo porque más no podemos. Un martes será el turno de Esquel y el otro Trevelin”, explicó.
Asimismo comentó que la lista de los chicos que subirá cada semana se definirá por sorteo para que todos tengan la misma posibilidad. “Les pedimos que no se desilusionen si no salen sorteados porque tenemos toda la temporada por delante y el proyecto también va a seguir el próximo año”, sostuvo.
También agradeció a las casas de alquiler de equipos de la ciudad que colaboran con esta iniciativa para que los chicos puedan conocer el centro de esquí y dar sus primeros pasos en este deporte.
Aseguró que la experiencia para los chicos “es todo una aventura” desde el día previo a subir a La Hoya que van a probarse los equipos al rental. “Algunos chicos sienten un poco de miedo pero una vez que están en el colectivo se olvidan de todo porque empezamos a jugar y a cantar. Cuando llegamos al cerro, algunos le tienen terror a las sillas por la altura pero nos repartimos para acompañarlos y la gente de La Hoya es muy copada, no te dejan librado al azar y te ayudan mucho”, confió.
Pedro indicó que una vez que llegan a la pista de principiantes, les hacen conocer la nieve, sentir el peso del equipo, andar en esquí y los ayudan a levantarse. “Para los chicos es lo máximo, algunos agarran viaje enseguida y salen esquiando ese mismo día, mientras que a otros les cuesta un poco más porque aprender a esquiar no es de un día para el otro. Lo ideal sería que subiéramos todos los días pero no se puede”, expresó.
Al final de la jornada, los chicos se juntan en una ronda y comparten una merienda. “Siempre les inculcamos que donde nos quedamos tiene que haber cero huella de que estuvimos”, destacó.
Por último Pedro aseguró que la experiencia es inolvidable e invitó a las familias a que inscriban a sus hijos para que conozcan La Hoya y vivan esta aventura.