Padres y madres de alumnos de la Escuela Politécnica se reunieron la semana pasada a raíz de la alarma que generaron algunos hechos ocurridos en un curso de segundo año. Azucena Guzmán, mamá de una estudiante, contó a La Portada que a su hija de 13 años le quitaron el teléfono celular y lo arrojaron a un inodoro.
Sostuvo que eso mismo les sucedió a otros compañeros del curso. Los primeros hechos se registraron hace dos meses y ocurrió lo mismo con carpetas y cartucheras de estudiantes. Al respecto, Guzmán dijo que se asesoró y le recomendaron denunciar para que intervenga el área de Niñez y Adolescencia: “A mí no me van a devolver ni me van a pagar el teléfono de mi hija, pero por lo menos que no le vuelva a pasar a nadie más”.
“Es una sensación horrible mandar a tu hijo a la escuela y que pasen estas cosas”, afirmó y consideró que “debería ser un lugar sano, de amistad, de colaboración”. “Evidentemente es un grupo del curso, lo que pasa que los niños no quieren decir quiénes son. Es un ambiente raro que se vive en ese salón”.
En este marco, planteó que “no hay respuestas de la escuela”. “Lo minimizan. Yo me cansé, no son bromas de chicos, no se comportan como chicos y si tienen que sancionar a todo el curso, lo voy a sentir por mi hija pero que lo sancionen”, enfatizó.
Se definió como “una madre que siempre está presente, me gusta acompañarla porque a ella le encanta la escuela por los talleres” y recalcó que los problemas no fueron solo dentro del salón: “También han pasado en taller, en gimnasia. Es muy difícil estar tranquilos”.
En el encuentro que tuvieron en la escuela días atrás “se habló con respecto a qué se iba hacer” y los padres exigieron que se tomen medidas y se cumplan. Aunque, advirtió, eso no pasó y hubo más problemas.
“A mí me preocupa porque supuestamente uno manda a su hijo a la escuela a educarse. No quiero que se naturalicen este tipo de conductas, creo que los pibes lo siguen haciendo porque piensan que nadie les va a hacer nada”, planteó.
Resaltó que son episodios de “acoso escolar, maltrato y violencia entre pares”. “Las escuelas no lo saben tratar. Es necesario que tengan normas claras y adultos responsables que estén, a los que ellos puedan recurrir. Acá parece que no hay nadie a quien acudir. Mi hija tiene profesores extraordinarios, pero hay cosas que se escapan”, subrayó.
Guzmán afirmó que los alumnos que han cometido estos actos necesitan ayuda para “que se den cuenta de que está mal lo que están haciendo”: “No solo es el valor económico, están perjudicando emocionalmente a un par”.
“Mi miedo es que un día me llamen para avisarme que le pasó algo peor a mi hija”, señaló. Por eso, adelantó que hará la denuncia para que pueda intervenir la Policía Comunitaria: Que charlen con los chicos y les expliquen algunas cuestiones”. “Hacen un buen trabajo, lo he visto en los barrios y me parece bueno que les comenten las responsabilidades de cada uno y el respeto a las reglas básicas de convivencia”, finalizó.