La Asociación, integrada por jóvenes y adultos con discapacidad que trabajan en la elaboración de panificados, inició una campaña para recaudar fondos que le permita alambrar el terreno donde sueñan construir su propia sede. Las urnas se encuentran distribuidas en diferentes comercios de la ciudad.
Preocupadas por el futuro laboral de sus hijos, un grupo de madres dio luz a este proyecto que ya lleva cinco años y ha dado en llamar “Pan y Esperanza” donde no sólo se combina el amor por la cocina y la panadería, sino también que los sueños se hagan realidad.
Actualmente son nueve los jóvenes que se encuentran participando de este emprendimiento. Todos son egresados del Taller de Panadería de la Escuela N° 510, donde actualmente se encuentran funcionando, con un mismo objetivo: trabajar de manera integrada a la comunidad. Las personas pueden acercarse a comprar la producción del día como así también hacer sus propios pedidos para eventos.
Susana Pacheco, una de las integrantes y fundadoras de la Asociación Civil “Pan y Esperanza”, contó a La Portada que “la idea surgió a partir de que varios padres veíamos que nuestros hijos no eran incorporados en lugares comunes de trabajo”.
Además, destacó que “los chicos saben trabajar y muy bien porque tienen una mano excelente para hacer todo lo que hacen entonces nos parecía ingrato perder esa mano de obra y también se trata de darles dignidad”.
Pan y Esperanza funciona de lunes a viernes de 16 a 20 horas en las instalaciones de la Escuela N° 510 de Esquel, ubicada en Libertad y Sáenz Peña. Por el momento la Asociación sólo cuenta con nueve jóvenes por ser reducido el espacio, pero espera ampliar la matrícula cuando tengan su propia sede en el terreno que les fue otorgado por el Gobierno Provincial en Avenida Alvear y Guido Spano. “Los chicos quieren tener su lugar porque saben que tienen la capacidad para autovalerse solos”, aseguró Susana.
Sin embargo la crisis económica no les ha sido ajena y les ha significado un obstáculo para concretar su sueño de la construcción de la sede propia. “Se nos vencieron los plazos para cercar o hacer alguna mejora en el terreno y, si bien no hemos recibido ninguna notificación del municipio, sabemos que estamos fuera de término y tenemos miedo de perderlo”, planteó.
Por este motivo decidieron iniciar una campaña para juntar fondos que les permita afrontar los gastos del alambre, los postes y la mano de obra. “Pusimos urnas en diferentes comercios de la ciudad para que la gente que tenga ganas colabore con lo que pueda. Sabemos que a todos nos cuesta así que todo es bienvenido”, declaró Susana.
Las urnas se pueden encontrar en La Fiambrería (calle San Martin), Fiambrería Tía Lola (9 de Julio y casi 25 de Mayo), El Pato Indumentaria, Despensa La Vieja Esquina (B° Malvinas), Kiosco El Tata (B° Malvinas), Mercado Los Primos (B° Mutrapa) y en el taller de Pan y Esperanza (Escuela N° 510).
Asimismo Susana señaló que hace dos meses había averiguado cuánto le salía la colocación del cerco y le dijeron 20 mil pesos. “No es tanto pero para nosotros es mucho”, aseguró. También solicitó ayuda a las empresas de construcción pero hasta el momento no recibió ninguna respuesta.
Susana sostuvo que el terreno se encuentra ubicado en “un lugar privilegiado” y que hay mucha gente pretendiéndolo. “No queremos perderlo porque tenemos muchos proyectos. Para empezar queremos construir un espacio para la atención al público y dos baños. Pero el proyecto en sí abarca muchos talleres y la idea es que sumen más personas con distintos sueños”, concluyó.