Se conoció, el pasado lunes, a través del Boletín Oficial la resolución por la cual se fija un aumento en cuotas del 35% del salario mínimo, vital y móvil que se pagará en agosto, septiembre y octubre.
Este incremento se hizo oficial tras el no acuerdo entre funcionarios y representantes de sindicatos. El Ministerio de Producción y Trabajo decidió, entonces, resolver el porcentaje a través de un laudo.
La decisión en nada dejó conforme a las Centrales Obreras ni a los representantes de la economía social quienes llegaron a la reunión con la intención de solicitar un salario mínimo de 31 mil pesos. A su entender ese valor permitiría al menos reducir el impacto del proceso inflacionario que en las últimas semanas volvió a recrudecer.
Es así que desde este mes la remuneración para los mensualizados ascenderá a 15.625 pesos y la hora para los jornalizados será de 78,12 pesos. En Octubre, los ingresos subirán a 16.875 pesos y 84,37 pesos, respectivamente. Los nuevos montos tienen, además, su correlato con el subsidio por desempleo.
El salario mínimo, vital y móvil sigue corriendo detrás de la inflación. El haber mínimo perdió en el período anterior un 19,7% de poder adquisitivo dado que tuvo un incremento del 25% contra una inflación del 55,8% entre junio 2018-2019. Y las expectativas para lo que viene tampoco son mejores porque la inflación llegaría al 60% por lo que el haber mínimo – y los beneficios del que dependen- perderán el 32% del poder de compra.
El incremento, otorgado por Decreto y en oposición a los pedidos de los representantes de los trabajadores, resulta a todas luces insuficientes al igual que las medidas económicas adoptadas luego que el Gobierno Nacional perdiera las elecciones PASO.
La ciudad de Esquel no se encuentra exenta de la repercusión de la crisis que atraviesa el país y debe – además – hacer frente al complejo panorama provincial con el pago de los salarios a los empleados públicos en forma escalonada y quizás próximamente en cuotas.
Este retraso en el pago de los haberes también trajo aparejado un incremento de personas que quedaron desocupadas. Se trata de niñeras y empleadas domésticas en casas particulares de empleados de la provincia que debieron prescindir de sus servicios.
Otra arista de esta crisis se refleja en el aumento de personas que requieren asistencia alimentaria en comedores cuyos responsables deben redoblar esfuerzos para atender a la demanda que no deja de crecer. Los niños que antes recibían esta ayuda alimentaria en las escuelas se suman a los comedores que funcionan en los distintos barrios.
Se espera, desde el Ejecutivo Municipal, una ayuda de Nación para incrementar las partidas destinadas a colaborar con los comedores. Si ese aporte se concretara ¿será suficiente para contener a las familias más vulnerables?
