El 12 de junio de 1919 nació Juan González, en un campo de Cañadón Grande, a 120 kilómetros de Esquel. 100 años después, Juan vive en nuestra ciudad, goza de buena salud y celebró, con una gran fiesta, su centenario junto a familiares, amigos y conocidos.
Juan, uno de los menores de 12 hermanos, dedicó gran parte de su vida al trabajo en el campo, al igual que sus padres. En 1985, cuando se jubiló, decidió establecerse en Esquel donde actualmente vive con uno de sus hijos. “Estoy bien de salud, con el favor de Dios”, dice con una sonrisa.
Camina lento pero firme y, aunque los años se hacen notar en su cuerpo, su ánimo, su salud y su memoria no aflojan al paso del tiempo. Sus ojos brillan al recordar anécdotas y en su rostro siempre una sonrisa, que traduce la felicidad por llegar a vivir tantos años y poder contarlo.
En diálogo con La Portada, Juan reconoce que sufrió mucho durante los años que trabajó en el campo, sobre todo en los duros inviernos en los que la nieve cubría a los animales y había que sacarlos “al hombro” para salvarlos. “Siempre fui ganadero, trabajé en el campo y sufrí, porque nevaba mucho en esos años”, recuerda.
Entre otros muchos recuerdos, Juan comenta que su padre se radicó en Esquel en el año 1945, y desde ese año se quedó solo en el campo cuidando los animales. “Yo recién vine a vivir a Esquel con mi esposa en el año 1985, me jubilé trabajando en el campo”, asegura.
También destaca que en ese tiempo “la gente era muy sana”, remarcando que en el campo no había médico y para viajar a Esquel, donde estaba el hospital, “había muchos trastornos”. “No había vehículos, eran escasos en esos años y los caminos tampoco se prestaban para esos vehículos”, señala.
Al respecto, recordó que su padre tuvo una “chatita” de marca International, con la que podían viajar fuera del campo, del cual salían con mucha dificultad “porque el camino era muy feo”. “Teníamos que machetear 6 leguas (30 km aproximadamente) antes de salir a un camino bueno en Leleque”, comenta.
El secreto de la salud
Cumplir 100 años de vida no es para cualquiera y llegar a esa edad gozando de buena salud, menos. Ante la consulta de cuál es su secreto para llegar a su edad, Juan no dudó en asegurar que se trata de comer liviano, cuidarse del frío y no abandonar el trabajo, consejos que recibió de su padre.
“Hay que comer comida liviana, no hacer desarreglo en las comidas, cuidarse mucho del frío, todos esos consejos nos daba mi padre, quien también siempre nos decía que nos dejaba el capital de trabajar juntos en el campo”, expresa con la sabiduría que le fue transmitida y adquirió a través de los años.
“También nos decía que no anduviéramos mucho farreando”, recuerda entre risas pero luego remarca seriamente que, uno de los consejos más importantes fue que no abandonara el trabajo “porque nos decía que los años iban a venir muy malos, con mucha escasez”.
“Los tiempos cambiaron mucho”, expresa con un dejo de nostalgia y recuerda que el trabajo del campo era más valorado. “Los frutos, la lana, los cueros y las pieles tenían más valor pero con el paso de los años todos esos productos dejaron de ser valiosos”, asegura Juan.