Trabajadores del refugio “El Abrigo”, el cual recibe personas con problemas de alcoholismo crónico, denuncian precarización laboral, falta de recurso humano y maltrato psicológico de parte de las autoridades municipales a cargo de la institución. Piden que su trabajo sea reconocido como insalubre, la asistencia de un equipo técnico y la articulación con el Centro de Día de Adicciones y el Hospital de Esquel.
El refugio “El Abrigo” trabaja en la contención, cuidados paliativos y recuperación de aquellas personas que tienen un problema crónico con el alcohol y se encuentran en situación de vulnerabilidad. En la actualidad son cinco los usuarios que viven en la institución a la espera de su rehabilitación y reinserción en la sociedad. Sin embargo los trabajadores aseguran que nunca se trabajó en conjunto con el Centro de Día de Adicciones ni el Hospital Zonal de Esquel para lograr esto.
Hugo Carriman, uno de los operadores de la institución, aseguró a La Portada que “hoy la problemática del alcoholismo no está siendo tratada por el desconocimiento propio de las personas que están a cargo de Promoción Social, por eso no contamos con un equipo técnico y para ellos el hogar es un depósito de personas”.
Si bien contó que al inicio de la gestión sus reclamos fueron escuchados por la funcionaria Andrea Villegas, quien se comprometió a solucionarlos, sostuvo que “esto no ocurrió y hoy estamos a la deriva”. De esta manera apuntó que “hay poca comprensión de la conducción que tenemos porque los usuarios hoy no reciben ningún tipo de contención psicológica, nadie habla con el Centro de Día y el Hospital de Esquel para ver qué tipo de abordaje se debe aplicar”.
También señaló que a la institución llevan personas con problemáticas que van más allá del alcohol. “Tenemos una mujer que ha sido marginada socialmente por su elección sexual y que está siendo totalmente discriminada al haber sido llevada a un lugar que es para hombres con una adicción. Además está en una habitación donde no hay agua caliente y poca calefacción. Por suerte no ha habido ningún tipo de inconveniente con los otros usuarios que son personas con abstinencias de todo tipo”, relató.
Protocolo de intervención
Carriman contó que en la actualidad no se está realizando un trabajo articulado con el resto de las instituciones que debería intervenir en esta problemática. “La policía antes de traer una persona al refugio, debería llevarla a la guardia del Hospital para que la atiendan, la hidraten y la desintoxiquen. Luego sí debería ser derivada a “El Abrigo” para recibir contención y cuidados paliativos, y desde acá articular con el Centro de Día para su rehabilitación, pero falta este abordaje”, planteó.
Aclaró en este sentido que “nosotros no es que no queramos recibir a los pacientes sino que hay situaciones que nos superan”, ya que aseguró que les ha tocado alojar personas con fracturas, infecciones y convulsiones propias de la abstinencia que no fueron previamente atendidas por personal médico.
Precarización y persecución
El refugio hoy cuenta con siete trabajadores, de los cuales tres son contratados y uno es coordinador. Reclaman mayor recurso humano, ya que los turnos son rotativos de seis horas y aseguran que debería haber dos operadores por cada uno dada la atención que requieren los usuarios. Sin embargo Carriman contó que les impusieron un régimen laboral de 36 horas semanales en turnos de seis horas en seis días con dos francos rotativos sin cobrar un plus por ese sexto día. Cabe recordar que el Estatuto del Empleado Municipal habla de cinco días de trabajo por dos de franco.
Además planteó que deberían percibir un adicional por trabajo insalubre. “Tenemos conflictos y riesgo constante con los usuarios y la institución misma ya que no podemos faltar porque no hay quien cubra el turno. Están esperando que alguien termine lesionado por un usuario para poder abordar el tema y ningunean los reclamos porque no somos profesionales”, declaró.
Señaló que la única visita de un funcionario municipal de esta gestión al refugio fue en marzo cuando la secretaria de Promoción Social, Ingrid Iglesias, y la coordinadora Valeria Márquez “fueron a sentenciar y extorsionar a los contratados”. Por este motivo destacó que “siempre se solicitó una oficina de Recursos Humanos pero no para que persiga al personal y ejecute sanciones como hace Laura Toro, quien sólo cumple un trabajo administrativo porque ejecuta ordenes de una persona que está en nuestra contra y no tiene idea de cómo se trabaja en el refugio”.
“Falta un proyecto”
Carriman aseguró que a esta gestión “no le importa llevar adelante un proyecto y esto va en desmedro del trabajo en sí, por eso “El Abrigo” hoy está en caída y se fue gente de Promoción Social con mucho compromiso en la problemática social”.
Denunció “falta de personal y alimentos, precarización laboral y maltrato psicológico”. Pese a esto remarcó que “los trabajadores hemos sostenido esta institución porque tenemos un compromiso con nuestro trabajo y eso se ve reflejado en la situación en la que se encuentran los usuarios, amén de que siempre estamos expuestos a denuncias por maltrato, abusos y faltantes de objetos personales que son propias de la problemática”.
Por último, aclaró que como trabajadores “queremos cambiar la situación, no sólo vamos con reclamos sino también con propuestas pero no nos escuchan porque no somos profesionales”.