El publicista James Carville le aconsejó a Bill Clinton centrar su campaña en las preocupaciones de la gente y clavó un mensaje muy recordado en la arena política estadounidense: “La economía, estúpido”. Sin ánimo de confrontar con el asesor del ex presidente norteamericano, el desarrollo efectivo de un país no depende de adecuadas medidas económicas sino del nivel educativo.
“Todos los problemas son problemas de educación”, decía Sarmiento allá lejos en el tiempo, en la antesala a un período (corto) donde la calidad educativa fue motivo de orgullo para los argentinos. Hoy esa fama de capo en la región casi que no resiste análisis. Quedó en el pasado. Tal es así que en evaluaciones tipo PISA la Argentina cosecha flojos resultados.
El nivel de conocimiento en los estudiantes, las dificultades para consolidar una trayectoria universitaria, trastornos en la lectoescritura, contenidos desactualizados e infraestructura escolar precaria son sólo algunos de los cuestionamientos que hace rato nos venimos haciendo en un país que aún no entiende del todo que la educación es el principal activo de una Nación.
Diario La Portada entrevistó a dos docentes, Susana Rizzuto (Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco”) y Marina Gallo (Escuela 7722). La primera brindó un pantallazo de cómo llegan los chicos a la Facultad de Ciencias Naturales y la segunda repasó los alcances de la materia Proyecto Vocacional, una propuesta para los alumnos de sexto.
Rizzuto reconoció que la formación de los jóvenes cuando ingresan a la vida universitaria es parte de un debate histórico y aseguró que es uno de los factores cruciales a la hora de analizar el abandono sobre todo en el inicio de la carrera. “Hay dos cosas que ocurren en todos lados: deserción y desgranamiento”, subrayó.
Contó que los dos conceptos antes mencionados no son menores y que desde la Facultad dedican tiempo a evaluarlos. Dijo que en el caso de Ciencias Naturales (y haciendo referencia a la sede Esquel) arrancan el primer año con un número determinado de estudiantes y ya a fin del cuatrimestre el mismo se ve reducido.
“Las habilidades que traen de la Secundaria los preparan más o menos para las carreras. Hace poco se volvió a ordenar la enseñanza media. Con el EGB veías adolescentes de orientación Sociales que tenían el deseo de hacer Biología y no habían visto materias como química o física. Ahora se vuelve a retomar una formación un poco más básica”, explicó.
Reveló que la lectoescritura es una falencia bien marcada y que aflora a lo largo de la cursada. Agregó, por otro lado, que hace algunas temporadas están dictando un taller de química, física y matemática pre-universitaria. “Los damos desde agosto y son abiertos, independientemente si después entran en la San Juan Bosco o en otras” instituciones, añadió.
Aseveró que el profesor también debe ser capaz de sintonizar con una realidad dinámica y cada vez más compleja, donde la tecnología supone una herramienta para el proceso de enseñanza. “Tenemos que utilizar plataformas virtuales. Uno tiene que motivarlos”, indicó. A modo de cierre, sostuvo que al ingresante le cuesta el período de adaptación.
Proyecto de vida
El nuevo plan de estudio en el Secundario incluye una materia realmente interesante: Proyecto Vocacional. Marina Gallo, psicóloga, está a cargo del espacio en la 7722. Valoró la puesta en marcha de esta asignatura ya que “sexto es un año difícil para los adolescentes; tienen miedos, incertidumbres, inseguridades”.
“Hay una primera parte de la cursada relacionada con el conocerse, juntarse y donde puedan plantear dudas. Se trata de ver cómo atraviesan el momento”, dijo, aclarando que cada docente tiene su manera de abordar las clases, pero el eje común es brindar herramientas para que los chicos piensen una carrera universitaria o un proyecto de vida.
Afirmó que implica “todo un cambio” decidir “qué hacer” al terminar con el Secundario. “Hay que trabajar en muchas cosas, la autonomía y autoestima, por ejemplo”, manifestó. En una segunda etapa “la idea es acercar al aula a distintos profesionales de la comunidad para que cuenten su experiencia. Hace poco estuvimos con una médica”, añadió.
Sostuvo que la vocación no viene de la cuna sino es producto de una construcción. “Hay que descubrirla y en ese camino uno puede equivocarse”, planteó. “La idea principal de la materia es acompañarlos en el proceso de construcción del proyecto de vida. Esto no implica sólo elegir una carrera porque existen chicos que van a trabajar directamente”, amplió.
Por último, rescató el interés por parte de los estudiantes en hacerse cargo de su futuro. Igualmente, admitió que “no tienen en claro qué elegir. Algunos quizá están orientados pero se debaten entre Educación Física y Medicina, profesorado de inglés o arquitecto. Las ganas de seguir estudiando existen. También están los que desean trabajar al terminar la Escuela”.