El momento especial que nos toca vivir como sociedad ante la pandemia originada por el COVID-19 hace necesario tomar medidas también especiales tales como la cuarentena dispuesta el pasado 20 de marzo por el Gobierno Nacional.
Las implicancias de esta medidas son múltiples, pero todos o, para ser exactos, casi todos entienden que es una medida sanitaria tendiente a reducir el impacto de la enfermedad en la población.
Cuando decimos “casi todos entienden” nos referimos a que todavía algunas personas no comprenden la importancia de respetar la cuarentena. En este amplio panorama están quienes cumplen con la normativa a pesar de que ello traerá consecuencias económicas negativas y quienes creen estar por encima de la ley.
Este es el caso de un funcionario del Ministerio de Familia de la provincia, con actividad en la ciudad de Esquel, que el pasado fin de semana fue descubierto incumpliendo la cuarentena. Se evidencia entonces que quienes deben dar el ejemplo distan mucho de ello y que a la hora de estar a la altura de las circunstancias no todos pueden hacerlo.

La designación del ahora ex funcionario también generó cierta polémica. ¿Tener antecedentes policiales no debería inhabilitar a cualquier persona para ejercer cargos públicos?, ¿no se solicita el certificado de antecedentes antes de firmar una designación?, ¿por qué la sociedad debe pagar un sueldo a quien se premia por su “militancia”?, ¿la formación una persona no debiera ser también considerada para su ingreso en la planta política del Estado?.
Pero si nos hacemos otras preguntas también cabe cuestionar ¿por qué ningún funcionario del Gobierno Nacional pudo prever la afluencia de gente que se concentraría en los bancos ?, ¿cómo es posible que una vez más, especialmente en este contexto, se vulnere a los adultos mayores?, ¿no tuvieron tiempo suficiente para diagramar un esquema de atención de nuestros jubilados?. Este es otro claro ejemplo de que estar a la altura de las circunstancias no es aplicable a todos.

En tanto algunos llevan adelante el esfuerzo de cuidar a la sociedad otros hacen caso omiso de esta obligación. Y quienes están en lugares de toma decisiones dejan al descubierto su inoperancia, su falta de previsión y el descuido al que someten a quienes más se deben proteger.
Cuando el mundo enfrenta una pandemia – que ya se ha cobrado la vida de miles de personas – estar a la altura de las circunstancias no es una opción, es una obligación.