En los días previos a las festividades de Noche Buena y Navidad se pudo observar la concurrencia de los vecinos a los diferentes comercios para realizar las tradicionales compras de los productos que fueron parte de la mesa navideña como así también de los obsequios.
Los comercios, como de costumbre, ampliaron sus horarios de atención para poder cubrir la demanda lo cual hace suponer que este mes de Diciembre cerrará para ellos con balance positivo.
Y si bien muchos pudieron disponer del dinero extra que otorga, para estas fechas, el cobro del medio aguinaldo el espíritu navideño no estuvo tan presente como en otros años. Es que la carga emocional de haber atravesado un año tan complejo es difícil de olvidar y las expectativas de un panorama no mucho mejor también influyeron en el estado de ánimo de los vecinos.
Estos días, en algún punto, fueron un paréntesis en marco de una crisis que este año dejó cientos de desocupados en todo el país, familias sin ingresos fijos y el poder adquisitivo de los trabajadores reducido a la mínima expresión en el mejor de los casos.
La preocupación ante la dificultad (y en algunos casos la imposibilidad) de hacer frente al pago de los servicios básicos se convirtió en parte de la cotidianeidad. Y eso no es tan fácil de olvidar especialmente luego de conocerse los nuevos anuncios sobre aumentos en luz, gas y transporte a afrontar en 2019.
Muchas familias vulnerables de la ciudad debieron ser asistidas por vecinos que brindaron su tiempo y esfuerzo para ofrecerles la posibilidad de tener un festejo de Noche Buena. Allí donde algunos quitan derechos (al trabajo), otros sienten la necesidad de ayudar.
Esta Navidad fue sólo un paréntesis. Nadie podrá pensar que la comunidad está distraída o que olvida cada problemática que lo afecta. Pero si es cierto que todos merecían (merecíamos) un respiro.