Con 18 años, Megan Ritson ya se consagró como goleadora y mejor jugadora con el Club Cordillerano de Hockey, jugó en River Plate y tuvo su primera experiencia en un equipo europeo. Fue convocada en varias oportunidades para integrar el Preseleccionado Nacional pero hasta ahora no ha podido cumplir su sueño de vestir la camiseta argentina. En octubre tendrá su revancha y no descarta hacer temporada en Holanda o Alemania.
Nadie vive el hockey como ella. Comenzó a jugar este deporte con sólo 7 años en La Española y luego lo hizo en el Club Cordillerano cuando se creó, en el cual permanece hasta el día de hoy. “Nací con un palo en la mano”, asegura entre risas Megan Ritson a La Portada.
A los 10 años recibió su primera convocatoria al Preseleccionado Nacional (Sub-14) en Río Gallegos y a los 13 años, cuando empezó a ganar torneos con su club, descubrió que el hockey era su pasión. Luego llegaron las menciones destacadas a mejor jugadora y goleadora del equipo. “Esto me llevó a tomar la decisión de dedicarme al hockey y desde ese día no paré”, confió.
Se define autoexigente, le gusta ponerse a prueba con ella misma, y reconoce que ha sacrificado muchas cosas por priorizar su carrera deportiva. Está claro que nadie vive el hockey como ella y lo asume. “Perdí muchas amigas y dejé de salir o lo hacía muy poco para estar bien en los partidos”, reveló, al tiempo que aclaró que la alimentación y la preparación física nunca fueron un problema para ella por su buena genética.
A los 16 años le llegó su primera convocatoria para participar del Panamericano en Canadá pero por ser menor de edad quedó afuera. “Yo entrenaba con gente de 24 años y decidieron llevar jugadores de 18 años en adelante; ese momento fue muy duro para mí porque mi sueño es vestir la camiseta argentina y me hizo replantearme si era lo que quería para mí”, relató.
Si bien este fue un momento muy duro para ella, tomó la decisión de no darse por vencida y seguir adelante con esfuerzo y trabajo. Fue así que el año pasado tuvo una nueva oportunidad, ya con 18 años. Esta vez no podían decirle que era menor. Sin embargo por cuestiones mayores volvió a quedar afuera. “Mi estado físico y mi capacidad estaban aptas pero por cosas de arriba decidieron no llevarme y fue muy fuerte para mí”, contó la jugadora esquelense, quien espera tener su revancha en octubre cuando se vuelva a abrir la convocatoria.
“A mi nada me cae de arriba, todo lo que logré fue porque me esforcé y sacrifiqué muchas cosas para estar en la Selección, que es un sueño que llevo desde chica”, aseguró.
Su paso por Europa
En febrero tuvo la oportunidad de ir a jugar al Club de Hockey Xaloc, de Valencia, en España, para hacer la temporada de marzo a junio sobre césped. No sería su primera experiencia en esta modalidad ya que previamente lo había hecho en River Plate. Si bien lo suyo siempre fue el hockey en pista y lo prefiere así, manifestó que “la experiencia fue increíble” y que “valió mucho la pena” ya que con este equipo salió campeona de la liga y obtuvo mayor velocidad. “El cambio físico se nota muchísimo y se hace un doble esfuerzo, porque acá jugas con cinco y allá con once”, describió.
Megan también ha recibido propuestas para hacer temporada de diciembre a marzo en Holanda, Alemania o Estados Unidos pero confesó que su primer obstáculo es el inglés. Se resiste a aprenderlo aunque no descarta hacerlo en estos meses ya que allí jugaría sobre pista y esto potenciaría aún más su juego y velocidad. De todos modos hoy no se pone objetivos para no sufrir decepciones en el camino y prefiere vivir el día a día. Por ahora se conforma con continuar jugando el torneo local con el Club Cordillerano, que la vio crecer, y en octubre verá si vuelve a ser convocada para el Preseleccionado Nacional. “Voy a donde me lleve el viento”, advirtió.
“Estoy en mi mejor momento”
La joven jugadora aseguró que “mi sueño es vestir la camiseta argentina y espero tener mi revancha en octubre para demostrar a lo que juego y que puedo dejar al país en lo más alto”.
Asimismo sostuvo que su padrastro -Claudio Díaz- la motiva mucho para seguir adelante y no bajar los brazos. “Más allá de ser mi entrenador, siempre me acompañó como papá y sabe lo que soy capaz de dar. Siempre apuesta a más y no quiere que deje de encaminarme en esto”, precisó. Además expresó que “estoy en mi mejor momento y no puedo dejar el hockey ahora; no me veo haciendo otra cosa”.
Lo vive con pasión y su deseo es transmitírselo a los más chicos. Por eso no descarta dedicarse a la enseñanza del deporte en un futuro no muy lejano.
