Por Gustavo De Vera, periodista y escritor.
Continuando con el intento de responder a cuándo, cómo, y por qué nace la ciudad de Trevelin y, en particular, desde cuándo recibe su nombre, en esta segunda entrega vamos a revisar nuevos aportes de las investigaciones que se vienen desarrollando desde hace ya dos décadas y media (*) y que quizá brinden un poco más de claridad al respecto.
Ya vimos en nuestra edición anterior los elementos históricos que vinculan la localidad con el Molino del que toma su nombre (Del galés: Tre=pueblo; Velin=molino).
Estos datos eran: en 1918 y en forma paralela a la creación de la Sociedad Molino Andes, tres de sus socios (Elías Owen, Thomas Morgan y John Daniel Evans) adquieren la Legua 14 de la Colonia 16 de Octubre lindante con la Legua N° 15, propiedad de Evans. La legua 14 es divida en cuatro partes, tres de las cuales se distribuyen entre los nuevos propietarios y la restante es destinada a la conformación de un pueblo, con sus terrenos, calles y bulevares.
Hasta entonces, “Trevelin” era un vocablo que no existía aún. Todas las cargas, encomiendas, y correos llegaban a nombre de los pobladores de la “Colonia 16 de Octubre”.
El Molino Andes, enteramente edificado en ladrillos, terminaría de construirse en 1920. Para ese mismo año (según nos cuenta Jorge Fiori en una comunicación personal) quien ha continuado con nuevas investigaciones sobre la historia de la localidad) comenzaban a formalizarse las mensuras y planos del nuevo loteo, y es entonces que puede apreciarse en ellos, por primera vez escrito, el nombre de “Pueblo de Trevelin”, según consta en uno de esos planos elaborados entre septiembre y octubre de 1920, y que lleva la firma del ingeniero civil Manuel Augusto Massa.
Tengo por costumbre desalentar las motivaciones épicas, visionarias o iluminadas. Prefiero atenerme a lo que la historia siempre me ha demostrado: en general, los hechos se producen por los motivos más simples; por las razones más sencillas; y son resultado de una suma de acontecimientos a menudo imperceptibles, pero lógicos entre sí.
En consecuencia, así como en el presente encontramos en el mismo Trevelin nuevos loteos inmobiliarios que llevan por nombre “De los Bulevares”, “Mirador del Percy”, por ejemplo, que siempre hacen alusión a su situación geográfica o resaltan las principales características de su entorno, nos resulta natural suponer que los propietarios de aquél loteo inicial decidieran llamarlo Pueblo del Molino. “Trevelin”.
MOJÓN Nº 11
Otro interrogante que surge mirando los mapas es por qué la ubicación de la plaza en una esquina del cuarto de legua y no en su centro, como podría suponerse y facilitar el diseño tradicional. Se supone que allí, donde está la Plaza de Trevelin, acampó por primera vez la Compañía de Rifleros del Chubut al llegar al valle. Pero la verdad es un poco más sutil y compleja.
La respuesta llega desde la historia, y tiene que ver con la segunda expedición al Valle 16 de Octubre bajo el mando del gobernador Luis Jorge Fontana, en 1888. Tenía por misión realizar la primera mensura para establecer allí una colonia de 50 leguas y aumentar los conocimientos que se tenían del territorio. La mensura de la colonia quedó a cargo del ingeniero Llwyd Ap Iwan y sus colaboradores, entre los que se hallaba un joven John Daniel Evans, el baqueano de la expedición
Sin embargo, solo alcanzaron a realizar una demarcación apresurada en la que sólo se trazaron dos líneas, como relata J.D. Evans en sus memorias: “Los días subsiguientes nos abocamos a planificar la mensura de la Colonia 16 de Octubre. Teníamos que trazar líneas divisorias para luego confeccionar el mapa.
“Una vez en el valle, Fontana y la comitiva siguieron adelante por la parte sur de la Colonia y allí nos reuniríamos. Pero cuando llegamos había una nota en la cual nos comunicaba que siguiéramos los rastros. Thomas Griffiths y Ap Iwan iban conmigo; las pertenencias de Ap Iwan y algunos caballos de Griffiths iban con la comitiva. Por ese motivo tuvimos que suspender la mensura con sólo dos líneas trazadas”.
La primera y la más extensa de estas dos líneas une dos puntos geográficos claramente identificables: desde la Loma Encantadora, junto a la desembocadura del Arroyo Los Rifleros en el Río Grande, se dirige hacia el este, pasando por el faldeo del Cerro Nahuel Pan, hasta dar con una formación que Evans menciona como “Las Tres Marías”, y que hoy puede identificarse como el cerro Tres Picos, en el cordón Esquel.
Como al pasar, Evans afirma que dicha línea atraviesa “el centro de la plaza de Trevelin” (cabe recordar que sus memorias fueron escritas a partir de 1933).
En el trazado de esa línea imaginaria, el grupo de pioneros a cargo de Ap Iwan colocó una serie de mojones de madera para permitir su identificación a nivel del suelo.
Así dejaron instalado el Mojón Nº 11, el que nos interesa para esta historia.
Pasarían otros 16 años, hasta que en 1904, los agrimensores Pigretti y Molinari, designados por el gobierno nacional para la demarcación definitiva de la Colonia, su ensanche y la mensura de un pueblo, tomaran en cuenta nuevamente este mojón.
“Situados en el mojón N° 11 –anotan Pigretti y Molinari- en el mismo punto donde existía el antiguo mojón de madera que el agrimensor Ap Iwan colocó en la mensura primitiva, como esquinero común de los lotes 14, 15, 20 y 21, se arrancó la operación de este punto y se midió sobre la línea establecida como divisoria de los lotes 14 y 15…”[i].
Ténganse presentes estos datos, ya que ambos lotes 14 y 15, son el epicentro de nuestra breve historia.
Otro dato interesante es que en el momento de iniciar el trabajo, se encontraban junto a Pigretti y Molinari conocidos pobladores de la Colonia. Entre ellos, los ingenieros mencionan a William Lloyd Jones Glyn, John Daniel Evans, y el propio agrimensor Lwyd Ap Iwan entre otros, “quienes dieron su conformidad con el punto elegido para iniciar las mensuras”.
En 1920, el Mojón N° 11 vuelve a cobrar relevancia cuando es escogido como punto de partida del diseño de un pueblo y ocupar el centro absoluto de la plaza con forma de octógono. Ese es el lugar donde hoy se encuentra el monumento al gobernador Luis Jorge Fontana.
Tan decididos estaban en el establecimiento de un pueblo, que también previeron aquellos pobladores en 1918 la creación de una Comisión de Fomento para la promoción y gestación del nuevo asentamiento urbano. Estaba presidida nominalmente por el propio John Daniel Evans, a quien acompañaban Mattehew R. Jones, Robert Williams, Dyfed Thomas y Plenydd R. Williams. No obstante, esta comisión no sería oficializada hasta nueve años más tarde, en 1927.
Como vemos, el nacimiento de Trevelin no es producto de un proceso espontáneo, sino de la acción determinada y planificada de un grupo de personas, alentadas por la perspectiva de progreso que caracterizaba la época. Con una motivación económica, por supuesto (recuperar parte de lo invertido al comprar la Legua 14 con la venta de los terrenos), pero a su vez dotada de una perspectiva política, desde el momento en que el loteo es acompañado por la creación de una comisión de fomento.
Una iniciativa que surge en 1918, y se concreta a partir de 1920, con fechas que no son precisas y rehúyen de los cazadores de efemérides, pero que sí nos permiten asegurar que Trevelin está transitando sus primeros 100 años de vida, al resguardo de su entrañable Molino.
