Coordina actualmente la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Es docente de Nivel Inicial jubilada desde hace cuatro años e integra un grupo de música infantil. Ella es Claudia Ermili a quien solemos ver en muchas marchas del No a la Mina y, entre otras cosas,  acompañando a quienes reclaman en defensa de sus derechos laborales como trabajadores activos y pasivos.

En esta entrevista con La Portada repasa sus inicios en la militancia gremial y su labor en el Grupo Jubilados Provinciales de Chubut. Asegura, respecto de la exposición pública, manejarse “con cautela” y valora el apoyo que le brindan los miembros de su familia.

La Portada: ¿Cuándo comenzó su militancia social?

Claudia Ermili: Llegué a Esquel en 1985 y tuve la suerte de ingresar a una Escuela que recién iniciaba. Terminé mi carrera en la misma Escuela por una decisión personal. Participé de ATECh y llegué a ser Secretaria de Hacienda. Después de varios años de militancia gremial formé parte de los Docentes Autoconvocados. Luego vino el Movimiento por el No a la Mina. En este momento tengo una militancia “de costado” porque no participo de todas las asambleas, pero sí voy a las marchas. Y desde hace un par de años pertenezco a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). También participo del Grupo de Jubilados Provinciales del Chubut. Logramos, después de un trabajo de hormiga que realizamos con otros jubilados, que los Gremios dentro de las paritarias no incluyan montos no remunerativos porque eso no lo cobran los jubilados. El Grupo tiene otras delegaciones, pero Esquel hizo punta en este tema.

L.P: ¿Cómo maneja la exposición pública?

C.E: Creo que lo manejo bastante bien, pero a veces me resulta cómico porque además tengo una exposición como artista ya que formo parte de un grupo musical infantil. Manejo esto mucho mejor que cuando era docente activa porque no tenía el tiempo de participar de todas las cosas que tenía ganas. Con los años uno se va asentando y en las presentaciones se dice lo que se tiene que decir con mucha cautela y cuidado de los compañeros porque estamos en un momento de creciente agresión y criminalización de la protesta social. Tratamos de cuidarnos entre nosotros. Me manejo con mucha cautela, pero no quiero dejar de estar porque no es un momento para quedarse en la casa.

L.P: ¿La familia acompaña este compromiso social?

C.E: Si, un poco de costado. Tengo un compañero que brinda apoyo, pero que no está militando. Tengo un hijo que antes militaba, pero ahora tiene problemas laborales por lo que se tiene que dedicar a eso. Igual me acompaña en cuanto al apoyo que puedo sentir dentro de mi casa. Y tengo un hijo que está muy lejos, pero apoya a la distancia.

L.P: ¿Qué problemáticas sociales le generan mayor preocupación?

C.E: El tema ambiental, respecto de mi propia historia, era fundamental. Después nos dimos cuenta, por los sucesos ocurridos en la Comarca, que lo ambiental tiene mucho que ver con la lucha por las tierras y el territorio por lo tanto el conflicto de las comunidades mapuches también me preocupa mucho. En la asamblea lo relacionamos con la embestida de las corporaciones mineras. Esto no es de ahora, pero en esta gestión de Gobierno nos están avasallando con este tema de las “ideologías de género” estando en contra de una práctica de salud pública como lo es el aborto legal y gratuito. Desde la APDH pensamos que uno puede tener cualquier tipo de creencia y ser libre de elegir si rezar en la Iglesia, el Templo o bien a la Pachamama, pero es una cuestión personal e individual que no puede interferir en las políticas públicas de salud. Me preocupa, además, la precariedad laboral que viene de gobiernos anteriores y que ahora tiene un recrudecimiento fatal. En Esquel ya hay mucha gente despedida y muchos otros temen perder lo poco que tienen. Se están creando comedores que se habían tratado de erradicar porque se daba una ayuda para que la gente pudiera comer en su casa y ahora ni siquiera eso.

L.P: ¿Cuánto cree que los medios de comunicación aportan a la defensa de los derechos?

C.E: Creo que aportan en ambos sentidos. En Esquel vemos que tratan, la gran mayoría, desde los dos lados y me parece justo. La gente se tiene que enterar de lo que está pasando y de las ideas de las personas, pero veo medios que están lateralizados y eso no me gusta. Tampoco me gusta cuando no se repregunta. Estudio a los medios de comunicación y valoro que el movilero repregunte. A veces no hay respuestas, pero es importante para el periodista ponerse en el lugar del otro. El periodista, a veces, debe ser “el abogado del diablo” haciendo preguntas incómodas para que lo que se diga sea más rico y realmente sepamos los fundamentos que tienen las personas para decir lo que dicen. En Esquel – y en la provincia – hay un seguimiento de las problemáticas locales. También ayuda mucho las publicaciones on line aunque es una lástima que no todo el mundo lo pueda leer. Los medios alternativos son muy valiosos porque tienen una mirada más descomprometida con los capitales que ayudan a los medios. Valoro, también, a un medio como cooperativa de trabajo.